En la fría noche de Copa, el Ibiza intentó imponer su fútbol, pero se encontró con un Conquense aguerrido que terminó llevándose la victoria. Un solitario gol de falta ejecutado con precisión quirúrgica por Caballero marcó la diferencia en La Fuensanta, poniendo fin a la aventura copera del equipo celeste antes de lo esperado.
Desde el inicio, quedó claro que el Ibiza tendría que remar a contracorriente. El ambiente era de gran expectativa, con una buena entrada en las gradas que le dio al encuentro una atmósfera única. El Conquense, consciente de sus limitaciones pero también de sus virtudes, salió al campo con la determinación de incomodar a su rival y, en esos primeros minutos, logró adueñarse del balón. El Ibiza, por su parte, trató de sacudirse la presión inicial, pero le costó encontrar la soltura y la posesión que acostumbra en otros encuentros.
Los intentos de los ibicencos, aunque lograron llegar al área rival, carecieron de contundencia. Una de las oportunidades más claras de la primera parte se dio en los minutos finales, cuando el delantero Pau, después de recibir en el borde del área, envió un disparo que pasó apenas por encima del travesaño, dejando a los visitantes con un amargo sabor al marcharse al descanso sin haber conseguido abrir el marcador.
La segunda mitad comenzó con la misma tónica. El Conquense, animado por el buen desempeño de su defensa y por el apoyo de la afición, continuó manteniendo a raya al Ibiza, mientras que los celestes se encontraban una y otra vez ante un muro manchego difícil de superar. Las bandas se convirtieron en el único resquicio de esperanza para el Ibiza, que buscó conectar centros desde ambos flancos sin demasiado éxito.
El momento decisivo llegó al minuto 68. Una falta en la frontal del área fue la oportunidad perfecta para el Conquense de asestar el golpe final. Caballero, con una precisión envidiable, lanzó el balón directo al palo derecho del portero, superando la estirada de Belman y desatando la euforia en las gradas. Era el gol que los locales necesitaban para soñar con la siguiente fase y que, al mismo tiempo, dejaba al Ibiza contra las cuerdas.
A partir de ese momento, el técnico Martí intentó reavivar el juego ofensivo del Ibiza con varias sustituciones. La entrada de Javi Jiménez y Eugeni, entre otros, le dio un aire renovado al equipo, que se lanzó en busca del empate. Sin embargo, las ocasiones seguían siendo esporádicas y poco concretas, mientras el cronómetro avanzaba inexorablemente.
En el minuto 82, el equipo insular estuvo cerca de la igualada con un disparo ajustado de Astals que pasó rozando el poste, dejando a la afición con el grito de gol atrapado en la garganta. Los últimos minutos fueron un constante ataque por parte del Ibiza, que controlaba el balón y empujaba, pero sin encontrar el camino al gol.
La última jugada del partido fue tan dramática como frustrante. Naranjo logró enviar el balón al fondo de la red en lo que parecía ser el empate agónico que tanto había buscado el Ibiza. Sin embargo, la intervención del árbitro al señalar fuera de juego anuló el tanto, y con ello, las esperanzas del equipo visitante de al menos llevar el partido a la prórroga.
El pitido final marcó el fin de una breve pero intensa participación en la Copa para el Ibiza. Sin embargo, en el fútbol, cada derrota es también una oportunidad para aprender, y ahora el equipo celeste tiene la misión de retomar el rumbo en la liga, donde aún tiene mucho que demostrar y, sobre todo, mucho por ganar.