Fútbol y corazón: La Peña Deportiva llega a Can Blai para un partido diferente

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El fútbol no solo se juega en los estadios, también se vive fuera de ellos, en momentos que trascienden el terreno de juego. Este martes, la Peña Deportiva cambió las botas por sonrisas y los balones por abrazos, en una visita especial a la Residencia y Centro de Día Can Blai. Los jugadores del primer equipo, acompañados por su presidenta, Ana María Mateu, decidieron pasar el día con aquellos que, aunque no corran detrás de un balón, tienen una conexión profunda con la historia del club y el pueblo de Santa Eulària.

La visita tuvo un propósito claro: llevar un poco de alegría a los mayores de Can Blai, crear un ambiente de cercanía y calidez, y recordar que el deporte puede ser un puente entre generaciones. Armand Vallés, Sergio Magariño, Quico González y el capitán Manuel Expósito Salinas se hicieron presentes, no para hablar de tácticas o estrategias, sino para escuchar y compartir. Bufandas del club en mano, los jugadores se adentraron en el mundo de los recuerdos de los residentes, reviviendo historias de un fútbol de antaño que muchos vivieron desde la grada, y que otros aún recuerdan con nostalgia.

La Peña Deportiva, con esta acción, refuerza su compromiso social, mostrando que los valores del club no solo se reflejan en el esfuerzo de cada partido, sino también en el compromiso con la comunidad. La residencia se convirtió por unas horas en un espacio donde las barreras de la edad se difuminaron, y el entusiasmo por el fútbol se mezcló con la experiencia de quienes han visto pasar muchas temporadas, no solo de la vida, sino también de la historia del club.

La conexión fue inmediata: entre charlas sobre los partidos más memorables de la Peña y la emoción de recibir a sus ídolos, los residentes disfrutaron de una tarde diferente. Muchos de ellos, que no habían tenido la oportunidad de asistir a un encuentro en años, fueron invitados por los propios jugadores a acompañarlos en el próximo partido, un gesto que no solo promete llenar de emoción las gradas, sino también los corazones de quienes volverán a vibrar con el equipo de su tierra.

El encuentro fue breve pero lleno de significado, y no hizo falta un silbato que marcara el final. Se cerró con fotos que inmortalizaron la visita y con la promesa de que estos momentos no serán los últimos. La Peña Deportiva dejó claro que, para ellos, el fútbol va más allá de los 90 minutos. Es un lazo que une generaciones, que celebra la historia de un pueblo y que, sobre todo, demuestra que en el deporte también hay espacio para la ternura y el respeto.

Este tipo de acciones recuerda que en el mundo del fútbol la mayor victoria no siempre se mide en goles. A veces, el verdadero triunfo está en devolverle a la comunidad un poco del cariño que el club ha recibido a lo largo de casi 90 años de historia. La Peña Deportiva se prepara para su próximo partido en el campo, pero sabe que el de este martes, en Can Blai, fue uno de los más especiales. Un partido en el que no hubo marcador, pero que, sin duda, dejó una huella imborrable en todos los que formaron parte de él.

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