El jugador de la UD Ibiza Fausto Tienza emerge como la voz de la razón en medio de un mar de dudas. Este miércoles, sin rodeos ni medias tintas, compareció ante los medios para lanzar un faro de tranquilidad hacia la afición, en un momento en que las aguas parecían más revueltas que nunca después de que el equipo celeste encadenara la cuarta jornada sin saborear la victoria.
Tienza no solo habló, sino que con cada frase, dibujaba el mapa de regreso al camino del triunfo. A pesar de que la derrota ante Málaga dejó un sabor amargo, marcado por la importancia del duelo entre rivales directos, el extremeño, con la sabiduría de sus 34 primaveras, recordó a todos que el fútbol, ese deporte caprichoso y cíclico, tiene estas rachas, estas olas que hay que saber surfear.
Con la calma que precede a la tempestad, Tienza puso las cosas en perspectiva, destacando que si alguien les hubiera dicho en agosto que estarían donde están ahora, con un segundo puesto a cinco puntos del líder Castellón, y manteniendo a raya a Córdoba y Málaga, todos en el vestuario lo habrían firmado sin dudar. Los números, según sus palabras, son una “barbaridad”, una demostración de que, aunque el viento sople fuerte, la UD Ibiza sigue navegando con firmeza.
El centrocampista no solo habló de resultados, sino que también defendió el timón que dirige Guillermo Fernández Romo, alabando su capacidad para mantener el rumbo sin dejarse llevar por las corrientes de los resultados momentáneos. En su discurso, se percibe la confianza ciega en el trabajo diario, en la estrategia a largo plazo que, asegura, les llevará a cumplir los objetivos marcados al inicio de esta travesía.
Tienza también lanzó una llamado a la afición, ese viento que puede propulsar el barco aún más rápido hacia su destino. Pidió objetividad y apoyo incondicional, recordándoles que el éxito se construye juntos, que cada partido es un paso más en su viaje hacia la gloria.
En un momento donde lo fácil sería dejarse llevar por la desesperanza, Fausto Tienza se erige como el faro que guía a la UD Ibiza. Con el corazón en la mano y el balón en los pies, su mensaje es claro: la temporada es larga, y en el fútbol, como en la vida, todo se equilibra al final. Confiar, trabajar y apoyar son las claves que, según el capitán unionista, llevarán al equipo a puerto seguro, donde los sueños de ascenso esperan convertirse en realidad.