El club Tiger Muay Thai de Formentera regenta desde hace años la práctica de este arte marcial en la isla, y lo hace con un crecimiento en el número de usuarios en los últimos años. Más de una treintena de deportistas de diferentes edades entrenan en tres sesiones semanales para mejorar su conocimiento de este deporte de origen tailandés y similar a otras especialidades como el kick boxing, y que permite el uso de codos y rodillas en los combates.
Darío Ibáñez, un catalán de 35 años afincado desde hace tiempo en la pequeña de las Pitiusas, dirige y lidera el buen funcionamiento del club, que se ha instalado en las últimas fechas en el pabellón antiguo de la isla para ganar en espacio ante la creciente demanda de los usuarios. El deportista, campeón en su día de Baleares y de España, recogió el testigo del que fue su mentor y entrenador, Francesc Lafuente, al que podemos considerar el verdadero padre de esta especialidad deportiva en Formentera.
El preparado destaca las múltiples facetas que se trabajan durante la práctica del muay thai, tanto físicas como psicológicas, como uno de sus principales atractivos. “En un deporte de mucha constancia, en el que un buen uso de la mente es primordial, pues se implican muchos los reflejos y tu rival se puede aprovechar de tu intranquilidad para penalizarte. Además de la fuerza muscular y la resistencia, se trabajan valores importantes para la vida como el respeto, la disciplina y el esfuerzo”, sostiene el técnico.
Se pueden encontrar dos tipos de usuarios para este arte marcial tailandés, que se desarrolla por asaltos, en función del propósito que persigan. “Generalmente, la gente busca adquirir una buena forma física y también liberarse a nivel mental. Este tipo de deportistas que pretende ponerse en forma o mantenerse es lo que trabajamos ahora aquí, pues la mayoría son nuevos y están aprendiendo. En otros años hemos trabajado también con competidores, es decir, que peleaban por títulos”.
Y no fue un mal trabajo, a tenor de los resultados que se fueron repitiendo en el tiempo. El luchador Fran Jurado fue campeón autonómico y alcanzó el título de subcampeón español; Malena Rogalski también alcanzó el título balear, y Robert Tanasa también fue el mejor en las islas durante alguna temporada y además se coronó como el mejor nivel nacional. El trabajo sembrado tiempo atrás por Lacasa ha ido dando sus frutos, y no solamente por los éxitos de Dario, cuatro veces campeón autonómico, una nacional y otra subcampeón de España.
Además del citado muay thai, los deportistas del club Tiger aprenden también conceptos de otra modalidad de combate similar, denominada como K1. Ambos están en cualquier caso lejos de los focos que en los últimos tiempos acapara la UFC, considerada una arte marcial mixta y que permite técnicas del karate, el judo, la lucha libre, el propio muay thai o el kick boxing. En este sentido, el técnico Dario Ibáñez no se muestra muy partidario de esta modalidad, muy espectacular, porque a su juicio “nunca veo una pelea limpia”.
En clave local, el luchador catalán y ahora preparador formenterer se muestra satisfecho con el crecimiento de su club, si bien afronta nuevos retos en el futuro. “Empezamos en un garaje privado y ahora nos podemos juntar más de 20 personas para entrenar, por lo que está claro que hemos crecido. Vamos poco a poco. El cambio de pabellón ha sido importante para nosotros, ahora vamos a instalar sacos que nos darán mucho juego”. Tal vez la deseada idea de tener su propio ring de combate esté más cerca de lo que parece.
Para terminar, el entrenador destaca los cambios de mentalidad que se producen en algunos jóvenes que se adentran en este apasionante deporte. “Llegan muy rebeldes, pero salen con mucha disciplina y respeto hacia los demás. Si nos enteramos de que el chaval ha tenido cualquier problema fuera relacionado con peleas, inmediatamente deja de entrenar con nosotros”. “Hay que aprender para el ring, no para la calle”, concluye.