Las botas de Emiliano Armenteros parecen listas para ser colgadas. El talentoso futbolista argentino, capitán hoy del Inter Ibiza y líder indiscutible del decisivo triunfo contra el Luchador con sus dos goles, ha celebrado el ascenso de una forma muy emotiva, con aire melancólico y siempre en un discreto segundo plano. Su próxima función parece encaminada a la directiva del club interista, para trabajar codo con codo con su íntimo amigo, Carlos Fourcade, el auténtico valedor de su sorpresivo fichaje el pasado diciembre.
En solitario, apoyado en el poste de una de las porterías de Can Cantó, el exfutbolista, entre otros, de Osasuna, Sevilla y Rayo Vallecano, ha saboreado los que parecen ser sus últimos goles como jugador. “Este puede ser el cierre de una etapa que no había cerrado, y también es un lindo momento para dejarlo, pero quiero pensarlo detenidamente”, ha declarado el argentino, para después subrayar que “venía de un año sin jugar, el fútbol profesional se me había acabado. Pero de la amistad con Carlos (Fourcade) surgió la posibilidad de ayudar en lo que pueda y mirar cómo se termina. No me arrepiento de nada y estoy muy feliz, sobre todo por él, que tiene un corazón enorme”, en alusión al presidente interista.
A la hora de hacer balance de la temporada, Armenteros ha subrayado que “a la vuelta del parón empezamos mal, pero el equipo después se ha recuperado y ha estado muy bien. Se ha formado un gran grupo, ha llegado gente nueva y en el trabajo de todos ha estado la clave para conseguir el ascenso”. “Ahora -ha añadido para concluir- nos espera el sueño de estar en Tercera. Es algo muy bonito, sabemos que no va a ser fácil, pero en ilusión no nos va a ganar nadie”.