Nacer en Kaunas es casi como venir al mundo con un balón de básquet bajo el brazo. Tautvydas Šležas se crió en la ciudad del Zalgiris y, cuando alcanzó los 208 centímetros de estatura, militó en equipos lituanos como el Lietuvos Rytas. En 2015, este pívot de gran presencia física desembarcó en el baloncesto español. Cáceres, Bilbao Basket (con los que jugó la Copa del Rey de 2016, donde vencieron al Barça), Gipuzkoa e Iberostar Palma fueron los equipos por los que pasó Šležas. Una dilatada experiencia en LEB Oro –ha sido elegido MVP de la jornada– y, durante unos meses, en ACB que lo convierten en una auténtica estrella para el Bàsquet Sant Antoni. El club ibicenco incorporara a Šležas para dominar la pintura de la Liga EBA la próxima temporada. El ‘5’ ha pasado los últimos meses en Kaunas, viviendo alejado de las canchas por motivos personales. Un parón que le trae a la isla con 30 años y con hambre de baloncesto. La misma con la que se proclamó subcampeón de Europa sub’18 con la selección de su país en 2008 (es internacional con Lituania hasta edad sub’20).
“Es muy buen jugador de poste bajo, se desenvuelve genial de espaldas a canasta y tiene calidad para finalizar las jugadas cerca del aro”, explica Jordi Grimau. El director deportivo de los portmanyins también ha valorado una virtud que es marca registrada de los pívots lituanos, una de las mejores canteras de Europa. El pase: “Šležas es excelente en esa faceta, difícil de encontrar entre los jugadores de su tamaño que juegan como pívots. Seguramente sea uno de los interiores que mejor leen el juego entre todos los que juegan en las competiciones FEB”. Así describe Grimau a la tercera incorporación del Sant Antoni para su debut en categoría nacional. Con Šležas, los ibicencos obtienen a un “líder” para el primer equipo y un “referente” para la cantera del club, a la que entrenarà. Un jugador que ya esta muy involucrado con el proyecto deportivo.
Con la firma del lituano, no solamente llegará al pabellón de Sa Pedrera un baloncestista de asentados fundamentos del que se espera que domine los partidos “sin necesidad de anotar constantemente”. Es un golpe sobre la mesa de los hombres de rojo y negro para ilusionar más aún a los aficionados ibicencos al baloncesto, deseosos de que empiece una campaña que será apasionante.