Una venda cubre la cabeza de Ángel Rodado durante los entrenamientos de esta semana. Se la pone el mallorquín para proteger la brecha que se hizo el domingo contra el Pontevedra y que cierran unas grapas. Pese al golpe (no es el primero que recibe desde que milita en el Ibiza), cosas de la competición, el delantero está inspirado de cara al gol y no le importa ser el pupas del club celeste si la dinámica del equipo sigue siendo positiva. Así lo ha reconocido, bromeando, esta mañana en la sala de prensa de Can Misses: «Cuando te das un golpe sabes que si sangra tienes que salir del campo a ponerte el gorrito. Estamos muy contentos de cómo hemos empezado. La plantilla está concentrada en el partido del sábado. Sabemos que vamos a un campo muy complicado. Será nuestro primer partido en césped natural y ante un rival [el Coruxo] que viene de ganar dos partidos seguidos sin encajar gol».
Rayo Majadahonda, Sanse y Pontevedra. Tres partidos, tres tantos. Rodado quiere seguir ayudando al equipo con goles, pero no le obsesionan las cifras. «¡Claro que tengo ganas de seguir ampliándola! El otro día lo comentaba con alguien: creo que hacía muchísimos años que no marcaba en tres jornadas seguidas. Ojalá sea este fin de semana la cuarta. Pero, al final, el fútbol es así. Tienes una racha buena o estás cuatro jornadas sin ver puerta. Intentaremos alargar la racha», ha dicho el ‘9’ del Ibiza. Rodado está feliz por tener a un nuevo compañero en la delantera del equipo. La química con el último fichaje en llegar a la plantilla es evidente y ya ha empezado a demostrarse en el césped: «Diego Mendoza es un compañero excepcional. Tengo muy buena relación con él. Es un jugador con mucha experiencia en Primera División argentina. Es una competencia sana, como ocurre en todas las posiciones de la plantilla».
Una piña en el campo y el apoyo de la grada
Ángel Rodado lleva «un año y un mes en el Ibiza», un club y una isla donde se siente «muy bien y muy valorado». El factor humano es para el joven futbolista de 22 años la razón que explica el buen rendimiento de los celestes, tanto la unión que emana del vestuario («se nota mucho el haber hecho un stage todos juntos. Hemos formado una buena piña y se nota en el campo«) como el cariño que reciben desde la grada («el domingo hubo un rato en que lo pasamos muy mal y la afición se notó mucho. Apretó y nos ayudó a conseguir la victoria. Eso se agradece. Esperemos que se hagan más abonados y que Can Misses cada domingo esté lleno«).