A cerrar el círculo murciano

diariodeibiza.es. Ya han pasado más de dos décadas, pero Mario Ormaechea –igual que Cristo, Artabe o Pepín, sus compañeros de aquella SD Ibiza, o Roberto Puerto, el inolvidable técnico rojillo– todavía no ha olvidado al Santomera. Contra ese club murciano, el míster catalán, que entonces, en aquel verano de 1992, cuando España se sintió por fin moderna albergando la Expo y los Juegos Olímpicos, era un «profesional del fútbol» que goleaba cada dos semanas en Can Misses, consiguió el penúltimo y recordado ascenso de Sa Deportiva a Segunda B. Contra La Hoya Lorca, otro club de la región panocha, Ormaechea quiere comenzar a cerrar uno de esos círculos que tantas veces se abren en el universo de la pelota. Hoy puede ser un día grande para él. La ida del play-off de campeones de Tercera –el acceso directo a la categoría de bronce: el que venza la eliminatoria a doble envite, sube sin más trámites– llega a Santa Eulària (12 horas).

Tensión contenida. Alma guerrera. Horas y horas de estudio del rival. Todo eso desprendía el tono grave del técnico santaeulaliense al otro lado de la línea telefónica en la previa del partido contra los lorquinos. Menos dicharachero de lo que acostumbra, pero igual de franco, Ormaechea trazó ayer sin pelos en la lengua el plan a seguir: «Los vamos a esperar en nuestro campo e intentaremos aprovechar las contras. No hay más misterio. Contra un rival superior no puedes hacer el indio». ¿Tanto asustan los blanquiazules? «No les quería ni en pintura antes del sorteo», espeta Mario, justo antes de añadir que no podrá contar con Fofi (tendinitis en la rodilla) ni Ramiro (molestias en el talón de Aquiles).

La corpulencia de un ex como Ginés Meca causa respeto. Poseedor de un corpachón con ADN de rematador, el hermano de José Manuel, aquel canterano madridista que ganó la octava Copa de Europa con Vicente del Bosque y que labró después una longeva carrera en equipos de Segunda y Segunda B, el veterano delantero ha marcado 17 goles esta campaña. Nico, un argentino que tuvo el Mallorca en su cantera pero que no llegó a explosionar como bermellón, ha hecho una quincena. Carlos Rodríguez, once desde la banda. Este mediodía, el ofensivo Sebas Jurado los alineará a los tres, dejando en el banquillo a Andrés (doce dianas) y Bienve (catorce). Si la Peña fuera un personaje de las novelas de Arturo Pérez-Reverte, paisano del técnico visitante (aunque nació en Cartagena, un cantón que intenta saber poco de Murcia desde la Primera República), el escritor y periodista diría que a los blancos les ha tocado jugarse el pellejo ante un rival «con más acero que Vizcaya», que en lenguaje futbolístico se traduce en 91 goles anotados en 38 partidos.

Seral solo ha recibido 25 en 33 duelos ligueros en su temporada-debut como peñista. La promoción no es buen momento para emborronar la estadística. Maline, Rubén Martínez, Chupi, y Pau Pomar, la zaga escogida por Ormaechea intentarán evitarle el máximo de trabajo posible al portero pelirrojo. Por delante, otros cuatro en raya: Pepe Bernal y Aitor, como balas de ida y vuelta, y Pando y José Luis (que se ha entrenado menos de lo que a su técnico le gustaría durante esta semana por compromisos laborales) en la medular. Fantasías, pocas; efectividad, toda la posible. Esa es la consigna que se ha repetido durante la semana machaconamente. El mensaje ya lo han captado el pichichi Diego Piquero y Carvajal, el fichaje de relumbrón menguado por la lesiones, un punta que también sueña desde hace semanas con endulzar una temporada para olvidar con un gol que, tal vez, pueda significar la gloria.

Dos remates que no se olvidan
En aquel estío del 92, Ormaechea era un joven rubio de 23 años (cumplió los 24 el día después del ascenso) que llegó a la promoción lanzado como Piquero y, además, cumplió el anhelo de Carvajal. Tras meter 26 goles y cantar el alirón en Tercera, le endosó dos tantos al Santomera en una tarde para el delirio en Can Misses. Fueron el segundo y tercero de los ocho que se llevaron los murcianos en la maleta. El Ibiza salió a golear, con una oreja pegada a la narración radiofónica del baño que le daba simultáneamente el Eldense, el contrincante igualado a puntos al que había que superar en el goalaverage para subir, al Júpiter barcelonés. 21 años después, la Peña de Ormaechea saldrá a contener al campeón murciano, un equipo que, a diferencia de aquellos santomeranos que no se jugaban nada en la última jornada de una extenuante liguilla, solo conoce el camino del ataque. Pese a esa amenaza, a la octava tentativa, la Peña quiere ser de Segunda B por tercera vez.

La entrada será gratuita: El público se examina en un partido crucial
Unos cien espectadores de la pedanía de La Hoya se han desplazado a Eivissa para animar este mediodía al ‘brócoli mecánico’, el apodo por el que se conoce a los blanquiazules. La Peña no cobrará entrada para ver el duelo ante los murcianos, acicate para despertar a una afición que no se ha distinguido esta temporada por derrochar pasión en las gradas, pese a la tremenda campaña de los insulares. «La hora no es la mejor pero subirá mucha gente al campo», comentó Ormaechea, que todavía siente como si los hubiera escuchado ayer los aplausos de los «5.000 hinchas que se metieron en Can Misses» un 28 de junio de 1992 para ver un Ibiza-Santomera que entraría en la historia del fútbol pitiuso.

Para la vuelta no pueden quedar deberes de última hora si se quiere subir a la primera (si cayeran eliminados, los peñistas se cruzarían con los ganadores de la criba en la que está involucrado el Formentera). El míster lo sabe y bien: «Estoy motivando al plantel, pero lo que les diré mañana [por hoy] antes de salir a jugar es secreto de sumario».