Lo está haciendo a la chita callando. Sigiloso, muy sigiloso. Pero el Formentera, poquito a poquito, va viendo como las puertas del ascenso se le van abriendo. Cada semana queda menos. Ahora, exactamente, 270 minutos separan a los pitiusos de volver a Segunda B. Y lo harían cuando muy pocos daban un duro por ellos, tras entrar en el play-off con la puerta a medio abrir, en una cuarta posición que te condena a una fase de eliminatorias durísima, contra campeones o segundos de grupo y siempre con los partidos de vuelta lejos de la isla. Pero parece que a este Formentera le van los retos.
El sorteo celebrado el lunes pasado en la ciudad del fútbol de Las Rozas emparejó a los rojinegros con el Lealtad, un conjunto a priori temible. No tanto por su nombre (aunque es un clásico equipo ascensor entre Tercera y Segunda B; de hecho, bajó el año pasado de la categoría de bronce), sino por sus espectaculares guarismos esta temporada. Ni una sola derrota en la liga regular, en la que campeonó con solvencia encajando solo 16 tantos. Pero la primera derrota suya fue terrible. Llegó el domingo pasado, a cinco minutos del final, en Getafe ante el filial azulón, y les dejó sin ascenso. Y ya sabemos como pesan cosas así en el estado de ánimo de los futbolistas…
Y si, dicen, el fútbol es un estado de ánimo, el Lealtad no puede competir con un Formentera al que todo parece sonreírle justo en el momento preciso, en el mes de junio. Le costó horrores asegurar su presencia en el play-off, pero ahora se aferra al ascenso como un bebé a su chupete. Tras dejar fuera de combate al Cacereño, los de Iván Gómez se creen capaces de todo y han dado un paso al frente de madurez competitiva imprescindible para lograr el ascenso. El duelo contra el campeón astur fue, sin duda, una muestra.
Iván Gómez ha dado muchos tumbos a la alineación a lo largo de la temporada, pero parece haber dado con la tecla. La pareja de centrales Bonilla – Samu San José es fiable. Ferreres y Agus, laterales con buen trato con el balón y gusto por la profundidad. Adri Gimeno maneja un centro del campo en el que Omar y Garmendia pasean sus galones de categorías superiores. Y arriba, lejos de echar en falta a Víctor Ruiz, ha encontrado la pólvora en Moha. Gran acierto su contratación, pues se está erigiendo en el héroe de los play-offs. Su diana puede valer oro en Villaviciosa.
Los aficionados de la Pitiusa del Sur han vivido un año extraño. Atrás quedó el sueño de Segunda B, el glamour de Sevilla, Athletic Club y Alavés. La visita liguera de Elche o Mallorca. Este año tocaba volver al barro, recibir al Son Cladera, visitar Santa Catalina. Pero la parroquia formenterense ha respondido a un nuevo reto y ahora vuelve a soñar con devolver a la isla de 11.000 habitantes a la semiprofesionalidad de la categoría de bronce. Y que vengan a Sant Francesc el Nàstic, el Barca B o el Hércules.
Una hora antes del duelo ya se respiraba aroma a día grande en el bar del estadio. Cafés, cervezas (0,0) y el mítico choripán. Más periodistas de lo habitual, también. Los que el año pasado estaban cada 15 días, pero difíciles de ver en un Formentera – Murense. Y Footters, la “casa del fútbol modesto”, llevando al mundo una nueva gesta del conjunto presidido por Xicu Ferrer. 2’99 euros mediante, eso sí.
Más de medio millar de fieles acudieron a la “misa” de cada domingo en Sant Francesc. Entre ellos, ilustres ex de la casa como Juan Antonio, ahora en el Racing de Ferrol, Cristian Terán o Adrián Riera, del Villarreal B. Todos se marcharon satisfechos. La lógica indica que si el 0-0 ante el Cacereño sirvió para pasar (tras igualar a dos en Extremadura), este 1-0 debería dejar la cosa cuesta abajo. Pero ojo: el Lealtad no cae en su casa, en las verdes praderas asturianas, desde hace más de un año. Tampoco nadie imaginaba que el Formentera pudiera asaltar San Mamés…
“Cuando nos tocó el Formentera, fuimos plenamente conscientes del rival que teníamos. Un hueso, nada fácil pese a ser un cuarto”. Palabra de un Samuel Baños, técnico astur, que tendrá más trabajo psicológico que de pizarra los próximos días. Su equipo no había caído en todo el curso y ahora suma dos derrotas seguidas. Complicado levantar a las tropas.
La vuelta, el desenlace, el próximo domingo, en tierra de fabada y sidra, a las 18 horas. El Lealtad necesitará algo más de lo mostrado en la isla si quiere eliminar a un Formentera que ve el cielo un poco más cerca.