Los play-offs son maravillosos. El verdadero fútbol, que dirían algunos. Los playoffs son los que llevan a un conjunto ibicenco a jugarse el ascenso a casi 2.000 kilómetros de la isla, en la África geográfica. En un estadio curiosamente muy parecido al Municipal de Santa Eulària, el campo Juan Guedes, sito en el extrarradio de Las Palmas y hogar del semidesconocido, hasta ahora, Tamaraceite. Solo el destino de aquí a 7 días dirá si ese topónimo, ese nombre de barrio impronunciable, queda para el recuerdo como un lugar estimado o pasa a formar parte de la leyenda negra del club santaeulaliense.
Porque el partido de ida dejó la eliminatoria abierta de cara a la vuelta. Y esa fue, seguramente, la peor noticia para una Peña Deportiva que se marchó de Gran Canaria con el ceño fruncido, con la sensación de haber dejado vivo a un rival al que pudo someter, pero al que le concedió en bandeja el empate y al que después no supo castigar más.
El Tamaraceite se presentaba como un rival a respetar, y ese era el sentimiento en la plantilla peñista pese a la celebración espontánea del pasado lunes al emparejar el sorteo de Las Rozas a los dos equipos en el bombo. Una pequeña investigación del equipo canario daba para ir con pies de plomo. A saber: tres ascensos seguidos, jugadores con experiencia en el fútbol profesional, un presidente hermano del máximo mandatario de la UD Las Palmas y unas ganas locas de ascender un peldaño más. Pese a ello, la Peña, merced a su dominio incontestable en la Liga regular y a sus 98 puntos, pasaba por ser el favorito de la eliminatoria.
El millar de aficionados que llenaron el Juan Guedes presenció una primera mitad igualada. El Tamaraceite es un equipo con futbolistas de calidad, sobretodo de medio campo hacia arriba, pero quizá físicamente anda algún peldaño por debajo de la Peña. En el intercambio de golpes en ambas áreas, la Peña golpeó primero. Una gran combinación entre Fraile, Fran Núñez y Pipo la convirtió con calidad el murciano en su octavo tanto de la temporada. La eliminatoria se puso muy de cara, pero en los play-offs el diablo está en los detalles. Y un detalle, un error, un despiste de Cruz permitió a los canarios igualar el envite de penalti cuando la primera parte agonizaba. Lástima.
Desde la grada, los lesionados y el descartado Luna comentaban la jugada. Un detalle: viajaron todos, el club permitió que nadie se perdiera el partido con el que llevan soñando loa futbolistas toda la temporada. Bueno, todos no. El presidente Dalias se quedó en la lista víctima de la jornada electoral. El azar le convirtió en presidente de mesa y, pese a que al final no ejerció, se tuvo que conformar ya con ver el partido por el streaming de IB3.
Si la manera como se produjo el empate local ya había dejado la sensación de llevarse poco premio entre los peñistas, esa percepción se acrecentó en el segundo tiempo. Porque el Tamaraceite es un equipo veterano, inferior en lo físico, y, con el paso de los minutos, su luz se fue apagando. Raúl Casañ, quien esta a 90 minutos de opositar para un monumento en el centro de S’Alamera, olió la sangre y dio entrada a Jaume Vidal, un segundo delantero, y a Cristeto, más habilidoso y profundo que Ernesto. Los cambios se tradujeron en dos ocasiones claras que no supieron materializar.
El empate deja siete días de nervios, de incertidumbre y de uñas mordidas en la Villa del Río. La Peña sigue siendo favorita, y sigue dando la sensación de tener más argumentos que su rival. Pero experiencias como la del Anguiano, o la del Formentera ante el Peña Sport de Tafalla, dan para ser precavido. La batalla se desplaza a Eivissa. Allí, la Peña podría firmar su retorno a la Segunda B.