Formentera respira pádel por los cuatro costados. De ser una práctica casi desconocida en la isla hace poco más de un lustro, este deporte de raqueta aglutina adeptos a pasos agigantados. Y nombres de la talla de Fernando Belasteguín, considerado en la actualidad el mejor jugador del mundo, dan testimonio fehaciente de ello.
En apenas cinco años, Formentera ya dispone de un club especializado, jugadores federados, jóvenes promesas que compiten en campeonatos nacionales y exhibiciones con deportistas de renombre mundial.
Dicen del pádel que engancha como pocos, que constituye algo así como una droga saludable para quien se anima a probarlo. Sus particulares características -una cancha de tamaño reducido y con paredes que mantienen la pelota casi siempre en juego- lo convierten en asequible para deportistas de cualquier nivel.
Y Kike Llopis puede corroborarlo. Este formenterense ha propiciado, gracias a su pasión, el asentamiento del pádel en la isla, hasta el punto de darle vida a través de una entidad, el Club Pádel Illa de Formentera, y financiar por cuenta propia clases magistrales de primeras raquetas como Ramiro Moyano, Willy Lahoz y el citado Belasteguín.
Todo empezó hace pocos años en el Hotel Cala Saona, el primero en albergar pistas de pádel en Formentera. Las partidas se amontonaban durante la etapa estival repleta de turistas, pero el duro invierno dejaba huérfana de instalaciones la isla. El hotel cerraba y echaba el candado a la puerta de las dos pistas.
Ansioso de su ración de pádel, Kike propuso gestionar el alquiler de las pistas en invierno, la dirección del hotel aceptó la propuesta y desde ahí, todo ha sido crecimiento. “Empezó como un hobbie, pero no hemos dejado de crecer desde entonces. Creamos el club y cada año tenemos más niños, jóvenes y jugadores federados”, afirma.
La base de su proyecto deportivo son, sin duda, los más pequeños. “Para nosotros, lo primero y primordial son los niños. Son lo más importante del deporte”, afirma con rotundidad. Y por ello, el club ofrece varias clases semanales a jugadores de muy corta edad, con el propósito de hacer firme y duradero su amor por la raqueta.
Algunos de ellos, con tan solo 12 o 13 años, ya compiten con los mejores adultos en el circuito local. Formentera disfruta de una competición que, organizada por el club, celebra sucesivos torneos puntuables para el ranking formenterense. El llamado Catalana Occidente, celebrado el último fin de semana de febrero, abrió la temporada de este 2019.
Sin embargo, ¿es todo tan idílico como los paisajes que dan forma a la isla? La respuesta es negativa. El club reclama desde hace tiempo la creación de dos nuevas pistas municipales, si bien hasta ahora las demandas han caído en saco roto. “Desde el Consell nos dijeron que iban a construir una nueva instalación, pero de momento no hay nada”.
Otra opción plausible es la utilización o gestión de las dos pistas municipales que están ubicadas en el Club de Tenis, para mantener así el crecimiento de esta especialidad deportiva en la isla. “Solamente tenemos disponibles el disfrute de siete horas semanales para impartir clases en ellas; el resto debemos pagarlas a 20 euros la hora. Y cuando disputamos algún torneo del circuito local, también debemos pagar”.
En este sentido, Kike lamenta que “en Formentera ningún club paga por utilizar una instalación municipal y nosotros pagamos un alquiler de una instalación privada -en el citado Hotel Cala Saona-, cuando hay otras municipales disponibles, por las que también debemos pagar”. Por ello, denuncia un claro agravio comparativo con otros deportes.
Sea como fuere, buenas nuevas aparecen en cualquier caso por el horizonte. La agenda está repleta de torneos para jóvenes y adultos en marzo, abril y mayo, mes que acogerá el esperado Torneo Estrella.
Se trata de la cita más esperada del circuito, que marca el ecuador de la temporada y en la que se darán cita jugadores de todo el país, más alguna de las flamantes raquetas del World Padel Tour. Y es que el pádel, lejos de ponerse, brilla con fuerza en Formentera.