La Unión Deportiva Ibiza tiñó de celeste la máxima de Johan Cruyff, “salid y disfrutad”, para golear al Marbella. En menos de una hora de juego, el equipo de Andrés Palop había marcado los mismos goles que en las ocho primeras jornadas del campeonato. Y, en paralelo, demostraron los ibicencos una felicidad en su fútbol que se desconocía en Can Misses esta temporada. El juego alegre lo generaron los cambios que introdujo el míster en la alineación y en el sistema táctico. De un 4-2-3-1 se paso a un 4-3-3 súperofensivo en el que Chavero, que jugaba de enganche protegido por Núñez y Iosu, se incorporaba al ataque con mucha facilidad. Borriello se quedó en el banquillo y en su lugar entró Rodado, la punta de lanza de un tridente que incluía a Javi Serra, supersónico una jornada más, y a Cirio, que volvió a ser el más listo de la clase para abrir la lata a los seis minutos. Candelas controló un pase de Núñez y le lanzó un pase largo a Cirio, que le ganó la espalda a Marcos, el lateral derecho marbellí, y convirtió el carril izquierdo en una autopista hacia el gol. El de Badalona se plantó en el área y definió con calma para marcar su primera diana del curso. En zona mixta explicó Cirio que Candelas y él habían hablado en el vestuario de intentar esa jugada a la primera ocasión. El plan salió perfecto y todavía quedaba lo mejor. Dos minutos después, sin darle tiempo al Marbella de recuperarse, era Rodado el que se estrenaba como goleador. Serra buscó al mallorquín con un pase filtrado al corazón del área andaluza. Un defensa tocó la bola, que le cayó sin embargo a Rodado. La definición fue de libro: toque de puntera y estirada inútil de Wilfred.
Un 2 a 0 imposible de desperdiciar lucía en el marcador de Can Misses mientras seguían entrando aficionados al estadio. El Marbella, no obstante, no arrojó la toalla. Desde la banda, Padilla ordenó presión alta y al Ibiza le costó sacar la pelota jugada. Tras el tanto de Rodado disfrutaron los visitantes de sus mejores momentos. Mustafa era una lagartija muy difícil de atrapar. Las pasó canutas Verdú, que hoy debutaba en Segunda B con el Ibiza y que acabó pidiendo el cambio en el segundo tiempo por problemas musculares. Álex frustró una gran jugada del ‘10’ marbellí poco antes de detener con seguridad un trallazo que le llegó desde la frontal. A los tres de juego, de hecho, el guardameta unionista ya le había ganado la partida a Álex Bernal en un mano a mano que de haber entrado habría cambiado todo el planteamiento del partido. Del buen trabajo del portero se aprovecharon sus compañeros, que acabaron el primer tiempo rondando el tercer tanto. Lo tuvo en su cabeza Iosu al rematar al larguero una falta lejana que botó Chavero. Y lo tuvo en sus botas Cirio, que no pudo rematar en condiciones una jugada magistral del que ya se había destapado como el futbolista más determinante entre los veintidós que disputaban el duelo: Ángel Rodado.
El ex mallorquinista demostró durante los 78 minutos que estuvo sobre el césped que sabe hacer muchas cosas y que puede llegar a hacerlas de forma excelente. En la oportunidad que le puso en bandeja a Cirio, Rodado recibió la bola en banda derecha, bien lejos de su teórico hábitat natural. Se dio la vuelto y dejó atrás a su par con un fino recorte. Levantó la cabeza y vio a Cirio entrando solo por el costado izquierdo. Le lanzó un buen centro y solo la excesiva aceleración del catalán frustró un gol que podría haber sido el de la jornada si el propio Rodado no se hubiese inventado una exquisitez en el segundo tiempo. Dominaba el Ibiza a placer a los doce de la reanudación cuando Candelas y Serra combinaron en la banda izquierda. El lateral extremeño encontró a Rodado dentro del área. Control de espaldas a la portería, media vuelta con regate que partió la cadera de uno de los centrales del Marbella y perfecta conclusión de la jugada con un toque sutil. Todo en un par de segundos, en un parpadeo. El golazo levantó al público y selló los tres puntos. La sequía goleadora del Ibiza había pasado a la historia.
El pescado estaba vendido pero el partido no perdió ritmo. Armenteros jugó sus primeros minutos como futbolista del Ibiza. Cirio falló una ocasión cantada a pase de Candelas, pero luego se redimió asistiendo a Javi Serra para que marcara de vaselina el cuarto, que llegó gracias a una contra letal que comenzó después de que Álex frenara de nuevo al Marbella parando con el pie un chut de José Ramón. Esa jugada resumió el sino del encuentro: el Marbella lo intentó pero fue el Ibiza quien definió para salir del descenso con la mirada brillando de optimismo. Porque el fútbol, como ocurre con los combates de boxeo que enfrentan a los pesos pesados, va más de pegar bien que de pegar mucho. Que se lo digan si no al Real Madrid de Julen Lopetegui.