Cuando juegas con fuego, a veces te acabas quemando. Dicen que eso le pasa mayoritariamente a los niños, y eso es lo que es aún la Unión Deportiva Ibiza en Segunda B. Un niño que quiere convertirse en adulto rápido, quizás demasiado rápido. Si dicen que a base de golpes se aprende, la UD se llevó en Murcia uno bien fuerte. El partido fue malo, sí. El gol que propició la derrota fue quizá injusto, y cruel, también. La realidad es que el equipo volvió a caer, suma 4 partidos sin ganar, 1 punto de los últimos 12 y, atención, 429 minutos sin marcar. Se dice pronto.
De poco le sirvió a Ñoño Méndez la total revolución ofensiva que introdujo en el once. Borriello se cayó de la alineación de manera sorprendente y con él lo hicieron Cristian Herrera, Javi Serra y Germán Sáenz. Este último ni se vistió. Extraño. Los 4 hombres ofensivos que no dispararon ni una vez a puerta ante el Badajoz, damnificados. Pero ni con esas el equipo iba a encontrar la tecla, la autovía hacia la portería pimentonera. Una vez más, la UD dio la sensación de salir a verlas venir. El míster andaluz planteó un 4-1-4-1 con Chavero y Riverola por el centro, Cirio caído a banda izquierda, Fobi de improvisado extremo derecho y Rodado como único punta. El mallorquín lo intentó todo, se desgañitó en el esfuerzo, pero poco balón limpio pudo disfrutar ante la espesura generalizada de los suyos.
El duelo se pareció bastante al de hace 14 días en Villanueva de la Serena. Cambiaba, mucho, eso sí, el escenario, una Nueva Condomina (estadio 4 estrellas de la UEFA) que luce semivacía con 10.000 almas, tan colosal para la categoría. Pero el partido fue similar. Unos primeros minutos buenos de los celestes, combinando bien por dentro y por fuera, aunque sin llegar a inquietar al meta rival. El partido pareció cambiar con la lesión de Cirio. Con él y su hombro maltrecho, se fue buena parte del alma del equipo a vestuarios. Era el minuto 25 y entraba a escena Cristian Herrera. Al catalán le dio tiempo a ver de cerca dos ocasiones francas del Murcia que desbarató bien Álex (una vez más, seguramente, el mejor de la UD). Se mascaba la tragedia, pero al menos se pospuso. Al descanso, tablas y respiro, en un partido en el que el Murcia fue ganando yardas minuto a minuto.
Nada cambió en la reanudación. De hecho, Corredera tuvo para los locales nada más salir una muy clara que Álex acertó a desviar a córner con la punta de los dedos. Ñoño quiso dar aire nuevo a los suyos con la entrada de Javi Serra y Borriello. Volvíamos, casi, al plan del Badajoz.
El italiano ha tenido suficiente en 8 días para darse cuenta de lo que le espera. Probablemente, la “Serie C” española sea más fuerte de lo que imaginó. Tendrá que pelear cada balón si quiere convertirlos en gol. En la Nueva Condomina, fruto de la poca profundidad azul, casi ni la tocó.
El Murcia seguía a lo suyo, sin generar ocasiones claras pero siempre jugando en campo rival. A la UD ya le iba bien el empate e incluso en la recta final del duelo se permitió tirar alguna contra sin consecuencias. Pero en esas, en el minuto 88, entre el árbitro y el público señalaron un penalti que sólo vieron los locales. Manos, parece que involuntarias, de Miguel Núñez dentro del área. Penalti muy riguroso que condenó a la UD, al transformarlo Víctor Curto y guillotinar a los celestes.
Quedaban 5 minutos de descuento en los que, ahora sí, llegó la única ocasión de la UD en todo el encuentro. Un centro al que no acertaron a llegar ni Herrera ni Borriello. Ahí se acabaron de esfumar las opciones de una UD que no le toma el pulso a la categoría. No sabemos qué es peor. Si el resultado, muy doloroso por la forma, o la imagen ofensiva del equipo. Serán días difíciles en Can Misses. La semana que viene espera otro exPrimera, el Recreativo. Está por ver qué inventa el técnico para cortar la sangría.
Lo dicho, se han gastado una barbaridad de dinero para ascender, pero el equipo es de tercera. No tiene mordiente, solo luchan y hacen lo que pueden.
Eres muy envidioso señor Manolo