Luka Romero, el talentoso futbolista del Mallorca que también vistió la camiseta del Formentera y del Sant Jordi, ha cumplido esta semana uno de sus sueños: ir convocado con la selección argentina para unos entrenamientos. A sus 13 años, el jugador infantil bermellón es toda una promesa del fútbol mundial y su calidad no ha dejado indiferente a los técnicos de AFA en las instalaciones que tiene en Ezeiza. El mediapunta se define como un “jugador veloz” que intenta crear juego desde su posición y admite con humildad que prefiere asistir a un compañero antes que “marcar un gol”. La joya mallorquinista, que tiene triple nacionalidad (mexicana, española y argentina), ha sido entrevistado por el departamento de comunicación de AFA y, entre otras valoraciones, ha dejado muy claro que, pese a que puede elegir a que país representar en un futuro, “mi sueño es vestir la camiseta Albiceleste”. No te pierdas el reportaje dedicado al joven Luka Romero.
afa.com.ar Un periplo de 13 años trajo a Luka Romero hacia la costa atlántica para jugar con la celeste y blanca de Argentina. Porque su viaje comenzó el 18 de noviembre de 2004, cuando vio la luz junto a su mellizo, Tobías (arquero), en la ciudad mexicana de Durango. Sí, nació en el país norteamericano fruto del paso de su padre, el futbolista argentino Diego Romero, por el equipo de ascenso Alacranes de Durango. Su madre, también criolla, completa el círculo de tamaña identificación con la nación que acunó a Lionel Messi, ídolo de Luka: “Trato de imitar a Leo en algunos movimientos, creo que es el mejor del mundo”.
Él mismo se define como un jugador “veloz, que intento crear juego desde mi posición” y que disfruta también de poder definir algunas acciones. Consultado sobre sus preferencias a la hora de la finalización dentro de la cancha, el chico no duda: “Me gusta más asistir a un compañero que marcar un gol”. Generosidad plasmada en los pocos entrenamientos, pero intensos, en los que gambeteó, anotó y se divirtió junto a sus compañeros de Selección. Así como lo hace cada uno en su club. Así como el pequeño enganche despliega su magia en los campos del Mallorca, equipo que advirtió un talento único y lo fichó por ocho años.
Luka llegó a España apenas cumplió su segundo aniversario, siguiendo los pasos de su padre, quien fue contratado por la Sociedad Deportiva San Pedro. Y fue en el país ibérico donde el pre-benjamín (categoría menor en las infantiles españolas) forjó una relación con la pelota. No podía ser de otra manera: “Tengo una familia muy futbolera, sobre todo mi papá, que todavía juega y siempre fomentó que nosotros lo intentáramos”. Pero la historia de mudanzas en tierras peninsulares continuó, ya que Diego fue fichado por la Sociedad Deportiva Formentera y, claro, su gente acompañó. Por eso, Luka también trasladó su fútbol, en plena evolución, hacia las islas Baleares, ya que tras un fugaz paso por Formentera se anotó en el listado del Sant Jordi, equipo situado en la paradisíaca región de Ibiza. Siempre cerca del Mar Mediterráneo, el joven Romero desarmó defensas y deslumbró a propios y extraños, si hasta Daniel Alves en alguna ocasión pudo verlo jugar y halagó su fútbol comparándolo con el pequeño Messi.
Mientras transitaba su décima primavera, miembros del staff formativo del Real Club Deportivo Mallorca fijaron sus ojos en Luka, que en ese momento militaba en las categorías menores del Málaga, y decidieron cobijarlo para nutrir la formación de la futura joya. “Me puse muy contento, porque se trataba del llamado de un club con muy buena cantera y sabía que ahí me iban a brindar las condiciones para desarrollarme”, afirma el 10. Desde el principio, Mallorca ponderó la técnica en velocidad como premisa para el accionar de Romero: “Los entrenamientos siempre fueron vinculados a la posesión de pelota con el campo mojado; nos hacen pensar rápido y me piden que gambetee y dé pases de gol”. Similares metodologías las utilizadas por los protagonistas de las Selecciones Juveniles en el Predio que AFA posee en Ezeiza. La filosofía de la tenencia de balón, la filtración de pases y la capacidad de reacción en velocidad son aspectos primordiales para el cuerpo técnico nacional. Y sobre ese espacio donde crecen las promesas argentinas, también desliza conceptos emotivos el pelilargo juvenil: “Cuando llegué me sorprendí. Yo hacía tres años que no venía a la Argentina, y recuerdo que al llegar la última vez pasé por el predio. Siempre fue mirarlo con ganas de estar acá y hoy lo logré”.
Semejantes reacciones al ser consultado sobre la casa de los Seleccionados llevan a una última conclusión, indefectiblemente relevante para un chico que comparte tres nacionalidades y tiene la posibilidad de elegir qué colores defender. “Toda mi familia es argentina; mi sueño es vestir la camiseta Albiceleste”, sentencia.
Ahora, un nuevo cruce oceánico lo espera, ya que concluyó su primera semana bajo el mando del staff comandado por Hermes Desio (Coordinador de Selecciones Juveniles de AFA) y pudo conocer el complejo deportivo donde se entrenan sus ídolos. Llegó el momento de retornar a su hogar, allí en la isla de Mallorca, donde la institución representativa de la comunidad espera con ansias a su tímida joyita. Y Argentina ya lo sabe, se llama Luka Romero. Recuerden su nombre…