R. Sundaysson Que el fútbol es un motor que desata pasiones es algo que todo buen aficionado sabe de sobra. Y como la pasión es puramente sentimiento, uno de los profundos sentimientos que mueve este deporte es la amistad. Una amistad indeleble como la que une a Jordi Riera y Manu Tarrazo, técnicos de los equipos juveniles del Ciudad de Ibiza y de la Peña Independiente, respectivamente, compañeros de alegrías y de fatigas no hace mucho tiempo en los entrenamientos de la cantera del Sant Jordi, quienes el pasado fin de semana se vieron las caras enfrentados como rivales al frente de diferentes banquillos.
En este sentido, Manu Tarrazo destacó que “fue un partido muy especial y muy bonito para nosotros porque hemos entrenado y luchado durante mucho tiempo por los intereses de unos mismo colores. Ahora estamos cada uno siguiendo nuestro propio camino pero seguiremos siendo amigos para siempre”.
Por su parte, Jordi Riera señaló que “Manu y yo nos conocimos hace algunos años gracias al fútbol jugando uno contra otro cuando yo entrenaba al Sant Jordi y él a la Peña Deportiva. Desde entonces guardamos muy buena relación y, además, al año siguiente de conocernos pudimos compartir club hasta la pasada temporada”.
Un emotivo duelo deportivo que estuvo cargado de emociones y de sensaciones para ambos compañeros y amigos, hoy día al frente de sus propios proyectos defendiendo en el campo los colores de sus distintos clubes. Más allá del resultado final cosechado en el partido de su reencuentro (1-4 a favor de los jóvenes citizens), la anécdota sin duda alguna estuvo en las vivencias experimentadas desde las perspectivas de ambos entrenadores.
Por eso, el técnico de la Peña Independiente añadió que “Jordi tiene muchas ganas, igual que yo. En mi caso preferí un proyecto algo más tranquilo para entrenar en un pueblecito. Él, en cambio, ha firmado por un equipo con más exigencias que le supone dar un paso más para aprender. Ambos vamos muy de la mano, tenemos casi la misma filosofía y trabajamos de manera muy parecida porque vemos el futbol de igual forma. Estamos muy pendientes siempre el uno del otro”.
En cuanto al balance de su reencuentro, Riera concluyó que “siempre es especial jugar contra un amigo. Fue un partido especial porque tanto a Manu como a sus jugadores los conozco muy bien y son partidos que uno disfruta más. Con Manu comparto muchas cosas, sobre todo, en nuestra manera de ver el fútbol en cuanto a metodología y objetivos. Tenemos claro que somos muy exigentes y que nos desvivimos en analizar errores y trabajarlos para que nuestros equipos mejoren cada día. En resumidas cuentas, nos une la voluntad de trabajo y la pasión por el fútbol. Y cuando acaba el partido, tenemos toda la confianza para comentarnos cómo vimos al equipo del otro y ayudarnos en todo lo que veamos. De hecho, hablamos prácticamente a diario”.