R. Sundaysson José Miranda es una de esas personas que, nada más hablar con ella, se nota que disfruta cada día con lo que hace. Este camarero de 45 años, que trabaja en el restaurante Can Rafalet, en Formentera, posee una innata vocación artística por el dibujo y la pintura. Tras más de 30 años de experiencia como camarero, desde que llegara a Formentera en el año 1999, José Miranda ha sabido compaginar una de sus grandes pasiones, el dibujo y la pintura, con su cometido profesional para dar así rienda suelta a toda su creatividad decorando y ornamentando los platos de los postres para sus clientes con auténticas obras de arte totalmente comestibles.
“Desde que era pequeñito siempre me gustó mucho dibujar. Con el paso del tiempo decidí intentar extrapolar esa faceta artística a mi trabajo, plasmando lo que pintaba como decoración para los platos. Lo que intento es, simplemente, tener un detalle con los clientes porque son gente importante y me gusta sorprenderles un poquito con lo que hago”, comentó el artista.
Efímeras piezas culinarias realizadas con chocolate, sirope, mermelada o frutas, entre otros sabrosos ingredientes, que ya han degustado en el restaurante clientes tan populares como es el caso de los futbolistas Messi, Raúl, Iniesta y Mata o, hace tan sólo unos días, Adán, el guardameta del Real Betis, que tan gratamente impresionado quedó con lo que le presentaron, que no dudó en compartir su personalizada creación a través de Instagram con todos los compañeros del vestuario verdiblanco.
“Cuando personas así, que son tan famosas, te muestran su agradecimiento por haber tenido ese detalle con ellas es algo increíble para mí. Eso hace que me sienta muy bien. A Messi le dibujé un escudo del Barça; a Raúl, una copa de Europa y a Iniesta, una mezcla entre el escudo del Barça y el del Albacete”, destacó este auténtico maestro de la ornamentación culinaria.
Al preguntarle cómo le surgió la idea de mezclar arte y cocina de forma tan curiosa, José Miranda indicó que “hace algunos años trabajé en el Lucius con un cocinero francés muy conocido aquí en Formentera que se llamaba Olivier Cocholino. Me fije en que solía hacer con un biberón una raya en los platos para que quedaran bonitos. Fue entonces cuando me dije que si él podía hacer una raya, yo podría tratar de hacer un dibujo con muchos más detalles. Y ahí fue como empezó todo”.
“El primer dibujo que realicé fue una lagartija. Se me ocurrió pintarla para sorprender a una chica que llevaba tatuada una igual. Al verla se puso muy contenta porque le pareció muy original y le gustó mucho. A mi mujer la conquisté, después, de igual modo”, confesó, feliz y sonriente, este singular camarero apasionado por el arte.
Sobre su rutina cotidiana para preparar tan curioso y original servicio, José Miranda apuntó que “generalmente, 2 horas antes de que empiecen a darse los servicios en el restaurante me pongo ya a preparar, pintar y decorar los platos con lo que se me va pasando en esos momentos por la cabeza. Normalmente hago series de temas o de los personajes que están más de moda”.
“Lo más difícil de todo es trabajar con el chocolate. Como muchas veces los dibujos personalizados los tengo que hacer en el mismo instante, la pena que tengo es que no puedo guardarme esas creaciones como recuerdo a no ser que el cliente le haga una foto y me la pase después”, reconoció un inspirado José Miranda, que seguirá deleitando a su clientela con su exquisita muestra de arte gastronómico.
Algunas de las obras de arte de José Miranda
