La UD Ibiza mide su reacción: un reto exigente ante el Fuenlabrada para seguir soñando

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La UD Ibiza ha encontrado de nuevo la sonrisa, pero sabe que en la Primera RFEF no hay tiempo para las celebraciones eternas. Tras la explosión de confianza que supuso la goleada ante el Sevilla Atlético, el conjunto celeste al Fuenlabrada con la obligación de confirmar que el tropiezo ya es historia y que la versión convincente mostrada ante el filial sevillista no fue un espejismo.

El duelo, programado para la noche del domingo en el Palladium Can Misses, promete emociones fuertes. Los hombres de Paco Jémez llegan con el alma recargada y una semana de trabajo que ha permitido no solo afinar detalles tácticos, sino también conceder un respiro mental a una plantilla que había vivido semanas de tensión creciente.

Frente a ellos, un Fuenlabrada rocoso y pertinaz, de esos que saben hacer que el partido se juegue a su manera: trabado, intenso, deslucido si es necesario. Un rival que no pierde desde hace cuatro jornadas y que ha convertido la resistencia en su seña de identidad. En otras palabras: el tipo de adversario que mide hasta dónde alcanza la madurez competitiva de un aspirante al ascenso.

En Can Misses, la consigna es clara: llevar el partido al territorio ibicenco. Ritmo alto, presión arriba, y una circulación de balón que obligue al Fuenlabrada a perseguir sombras. No se esperan grandes experimentos en el planteamiento; la receta que funcionó ante el Sevilla Atlético sigue vigente: personalidad para adueñarse del balón y contundencia en las áreas.

Sin embargo, no todo son buenas noticias. La enfermería mantiene en sus filas a Davo, que avanza en su recuperación pero aún necesitará tiempo para entrar en la dinámica competitiva. Peor suerte ha corrido Mo Dauda, cuya lesión muscular lo aparta de la fase decisiva de la temporada, salvo milagro en un eventual play-off. Ausencias sensibles para un equipo que, a estas alturas, necesita fondo de armario para soportar el desgaste.

Más allá de las bajas, la UD Ibiza está llamada a gestionar la presión de un final de temporada en el que el margen de error es mínimo. El liderato, con un Ceuta firme y distante, parece ahora mismo una quimera, pero consolidar plaza de play-off no es negociable. Mirar de reojo a los demás sería una pérdida de energía; el único objetivo es ganar y reforzar la sensación de equipo poderoso que ha asomado de forma intermitente a lo largo del curso.

El escenario, de noche y con el césped a favor de una circulación más rápida, invita al optimismo. La UD Ibiza se siente más cómoda cuando el balón vuela a velocidad de crucero y los espacios se abren. Pero también es consciente de que no basta con las condiciones idóneas: la determinación y la fe marcan la diferencia cuando las piernas pesan y los corazones laten desbocados.

Este domingo, más que un partido, la UD Ibiza disputa una declaración de intenciones. Es la hora de demostrar que la alegría recuperada no es fugaz, sino el primer paso hacia un final de temporada memorable.

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