1-3. El Formentera no negocia: va a por el ascenso

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Derbi con aroma a primavera caliente, con tensión de playoff adelantado y con ese picante que solo los partidos con las cartas boca arriba pueden ofrecer. En Sant Miquel no se jugaban tres puntos. Se jugaban aspiraciones, orgullo, jerarquía insular. Y el Formentera, en ese pulso de altos vuelos, no se arrugó. Ganó 1-3, y lo hizo con solvencia, con músculo competitivo y con la mirada fija en la Segunda RFEF.

El equipo de Maikel Romero sabía que no podía fallar. Que el Poblense había dejado el listón alto y que cualquier tropiezo a estas alturas es como dejar el billete del ascenso en manos ajenas. Salió con ese colmillo afilado que distingue a los equipos que quieren morder. Y mordió pronto.

Corría el minuto 15 cuando Górriz, que acabaría siendo protagonista por partida doble, cazó una pelota suelta en el área y la mandó al fondo de la red. Silencio en la grada local, estallido visitante. El 0-1 era un golpe a la mandíbula de una Penya Independent que venía ya tambaleándose tras su última derrota y que no encontraba su mejor versión en las últimas jornadas.

El Formentera se sintió cómodo con el marcador a favor. Mandó en el ritmo, tapó todos los pasillos interiores y desactivó a una Penya sin ideas ni profundidad. Así se llegó al descanso, con la sensación de que el equipo anaranjado necesitaba algo más que un discurso encendido en el vestuario para cambiar el guion.

Pero lo que llegó fue más castigo. En el 50, Losada se sacó un latigazo y colocó el 0-2. Gol psicológico, de esos que te bajan las revoluciones y te hacen mirar de reojo el cronómetro con resignación. Para colmo, Naim, en una acción imprudente, vio la roja directa al 61. Si había alguna esperanza, se desvaneció con esa expulsión.

Y aún faltaba más. Kata, con la tranquilidad de quien juega en modo ascenso, firmó el 0-3 en el 77 y puso el sello a una victoria de manual: eficacia arriba, solidez atrás y una lectura táctica sin fisuras. La única mancha en el expediente del Formentera fue un gol en propia puerta del propio Górriz, que maquilló el marcador para la Penya.

El resumen es claro: el Formentera ganó y dejó un mensaje. Está preparado para lo que viene. Porque lo que viene son tres finales. Primero, el Mercadal en casa. Luego, visita al campo del Collerense. Y para cerrar, el plato fuerte: duelo ante el Poblense, en casa, en una jornada que huele a campeonato, a historia, a tierra prometida.

La Penya, por su parte, pese al golpe, sigue en zona de playoff. Pero necesita resetear. Dos derrotas seguidas y la sensación de que ha perdido chispa en el momento más caliente del año. Le queda margen, sí, pero el margen sin confianza es papel mojado.

El Formentera, en cambio, acelera. Va lanzado, con la flecha hacia arriba y la mirada en el premio gordo. La carrera por el ascenso se aprieta… y los rojinegros están más vivos que nunca. Ficha Técnica

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