No hubo milagro en Sabadell. La Peña Deportiva ya es, matemáticamente, equipo de Tercera RFEF. El desenlace era previsible, pero no por eso menos doloroso. El 1-0 encajado este domingo en la Nova Creu Alta fue la sentencia definitiva para un equipo que se resistía a claudicar, aunque la realidad clasificatoria llevaba tiempo marcando el camino.
El encuentro comenzó con un mazazo difícil de digerir. A los cuatro minutos, un disparo desde la frontal acabó en gol tras rebotar en un defensor ibicenco. Una jugada desafortunada que dejaba a los de Raúl Garrido contra las cuerdas cuando apenas arrancaba el choque.
A partir de ahí, el Sabadell se sintió cómodo. Dominó los tiempos, generó peligro, y solo la intervención de Picón evitó que la renta fuera mayor al descanso. La Peña, aunque logró asentarse con el paso de los minutos, no encontraba el filo necesario para amenazar al rival. Solo un intento de Montalbán y algún destello aislado rompieron la monotonía ofensiva.
Tras el descanso, los ibicencos trataron de apretar. Larry dispuso de las dos ocasiones más claras, pero se topó con un Cassaro impecable bajo palos. Fueron intentos más valientes que efectivos, reflejo de un equipo que quiso pero no pudo.
Sin capacidad de reacción ni margen para la épica, la Peña se despide de la Segunda RFEF tras una temporada llena de obstáculos. Ahora, con tres jornadas por delante, el equipo deberá afrontar el reto de competir solo por el orgullo. El descenso ya es un hecho, pero el escudo aún exige dignidad hasta el final.