3-0. El Formentera, en modo apisonadora: golpe de autoridad y mensaje al líder

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Hay victorias que valen más que tres puntos. Hay triunfos que, por la forma, por el momento y por el mensaje, resuenan más allá del pitido final. El Formentera firmó una de esas tardes redondas en Sant Francesc Xavier, dejando claro que la derrota en Inca fue solo un traspié y que, si alguien quiere el liderato, va a tener que sudar tinta. El 3-0 ante el Platges de Calvià fue un puñetazo en la mesa. Un aviso a navegantes. Una declaración de intenciones de un equipo que quiere subir por la vía rápida.

Con el aliento de su gente, que convirtió el municipal en una caldera desde el primer minuto, los de Maikel Romero salieron con el cuchillo entre los dientes. La presión, el ritmo, la ambición… todo olía a partido grande. Y no fallaron. El Formentera no solo ganó: se impuso, se gustó y dejó al rival sin aire ni respuestas.

Julen fue el encargado de abrir la lata en el minuto 41, en un momento clave, justo cuando el duelo se movía en esa zona gris que separa la paciencia de la ansiedad. Gol psicológico, de los que duelen. Y si el primero hizo daño, el segundo fue un mazazo. Górriz, con el olfato de los que tienen el gol en la sangre, firmó el 2-0 al borde del descanso. El partido, encarrilado. El rival, noqueado. Y la grada, en éxtasis.

La segunda mitad fue una exhibición de control, de saber estar y de madurez. El Formentera supo administrar, templar, esperar… hasta que volvió a golpear. De nuevo Górriz, esta vez en el 83, puso la guinda con el tercero, certificando una goleada que eleva la moral, recupera sensaciones y mantiene viva la llama del ascenso directo.

Con esta victoria, los rojinegros se colocan segundos con 59 puntos, a solo uno del Poblense. Quedan cuatro jornadas. Cuatro finales. Cuatro batallas donde cada error puede ser definitivo y cada acierto, oro puro. La próxima parada, un derbi de altos vuelos en Ibiza ante la Penya Independent. Un duelo con aroma de final anticipada, donde no solo se juegan tres puntos, sino también el orgullo, el alma y el sueño de toda una isla.

Lo de este sábado no fue solo fútbol. Fue una reivindicación. Un mensaje al vestuario, a la afición, al líder y al campeonato. El Formentera está muy vivo. Y va a pelear hasta el último aliento. Porque cuando el balón quema, este equipo no se esconde. Aprieta los dientes, levanta la cabeza… y muerde. Ficha Técnica 

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