Desde bien temprano, Santa Eulària empezó a llenarse de mochilas, zapatillas relucientes y miradas con nervios. Este viernes no ha sido un día cualquiera en la Villa del Río: con la apertura de la Feria del Corredor en el Palacio de Congresos, la cuenta atrás para el Santa Eulària Ibiza Marathon ha comenzado oficialmente. Y la isla, como cada año, se transforma.
Durante dos días, la Expo no es solo el sitio donde se recogen dorsales. Es el lugar donde arranca todo. Allí se mezclan los que vienen por primera vez con los veteranos de mil batallas, los que persiguen una marca con los que simplemente quieren cruzar la meta sonriendo. Hay marcas deportivas, regalos de patrocinadores, actividades y, sobre todo, ese ambiente que solo entienden quienes han sentido alguna vez el cosquilleo previo a una carrera.
Este sábado se celebrará la octava edición del maratón, una prueba que se ha ganado su sitio no solo en el calendario nacional, sino también en el internacional. No es para menos: más de 6.000 corredores, procedentes de más de 40 países, llenarán de color y energía las carreteras de la isla. Y ojo al dato: el 70% viene de fuera de España, y casi la mitad de los dorsales los llevarán mujeres. Pocas pruebas pueden presumir de algo así.
El formato sigue siendo uno de sus grandes aciertos. Tres distancias para elegir: la maratón completa, que parte del puerto de Ibiza; los 22 kilómetros, que arrancan desde el corazón verde de Santa Gertrudis; y los 12K, más accesibles, pero igual de espectaculares, por la costa de Es Canar. Todas terminan en el mismo sitio: el paseo marítimo de Santa Eulària, con el mar de fondo y, seguramente, más de una emoción difícil de disimular.
Pero el Ibiza Marathon es mucho más que correr. Es una excusa perfecta para descubrir la isla desde otro ángulo. Para muchos, es una escapada diferente: unos días de turismo activo que combinan deporte, naturaleza y esa energía especial que tiene Ibiza incluso fuera de temporada. Este año, además, el fin de semana viene cargado de propuestas: carreras infantiles, encuentros con atletas como Dani Mateo, y fiestas en lugares emblemáticos como Las Dalias o el Teatro Pereyra.
Todo esto no sería posible sin el trabajo de más de 700 personas entre staff, voluntarios, equipos médicos y fuerzas de seguridad. Una organización que, año tras año, convierte este evento en algo más que una prueba deportiva. En una experiencia. En un recuerdo.
Así que ya está todo listo. Mañana toca correr, disfrutar y dejarse llevar. Porque en Ibiza, más que competir, se vive. Y quien corre aquí lo sabe: no hay medalla más valiosa que la que se cuelga el alma.