Catiana Fuster, una nueva energía para el deporte en Eivissa

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En el deporte, como en la vida, a veces lo que hace falta no es una revolución, sino una nueva manera de estar. Y desde que Catiana Fuster tomó las riendas del área de Deportes del Ayuntamiento de Eivissa, esa forma de estar —cercana, presente, empática— se ha convertido en su sello personal.

No viene de los grandes escenarios deportivos, ni de las federaciones. Su recorrido, antes de aterrizar en la política municipal, ha estado ligado al mundo de la educación y la infancia. Campamentos, escuelas de verano, actividades extraescolares… espacios donde el deporte no se mide por cronómetros ni medallas, sino por sonrisas, participación y vínculos. Tal vez por eso, su forma de gestionar conecta tan bien con lo cotidiano.

Catiana no promete grandes titulares, pero sí mucho trabajo detrás del telón. Escucha, pregunta, toma nota. Recorre instalaciones, habla con entrenadores, se interesa por las inquietudes de madres y padres, de jóvenes que quieren jugar, correr o simplemente moverse. Porque para ella, el deporte no empieza en los despachos: empieza en la pista, en el patio del colegio, en la esquina donde un grupo de niños monta dos porterías con mochilas.

Desde que asumió el cargo, ha apostado por abrir puertas y tejer puentes. Entre deporte y educación, entre juventud y salud, entre instituciones y ciudadanía. Su concejalía no funciona como una isla, sino como una red. Y eso se nota en la forma en que se están impulsando proyectos con una visión amplia: desde actividades inclusivas hasta programas comunitarios que usan el deporte como herramienta de integración.

No se trata solo de apoyar al deporte base o de mejorar infraestructuras, que también. Se trata, sobre todo, de poner a las personas en el centro. De hacer que el deporte sea una oportunidad real para quienes muchas veces se quedan fuera. De cuidar los detalles: un horario que se ajuste mejor, una instalación más accesible, una actividad que tenga en cuenta a quienes tienen otras capacidades o realidades distintas.

Catiana Fuster ha llegado con una energía tranquila, pero firme. Sin estridencias, sin buscar el foco. Su estilo es el de quien sabe que lo importante no siempre se ve, pero se siente. Y en estos meses al frente, su presencia ya se empieza a notar: en la confianza de los clubes, en la escucha activa, en las ganas de construir algo con sentido.

En un tiempo donde la política muchas veces parece lejana, encontrar a alguien que se involucra desde la cercanía y el compromiso humano es, simplemente, refrescante. El deporte en Eivissa tiene aún muchos retos por delante, pero también una nueva mirada desde la que empezar a afrontarlos. Una mirada que entiende que moverse no es solo una cuestión física, sino también emocional, social, comunitaria.

Y en eso, Catiana Fuster parece tener claro el camino.

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