La temporada avanza hacia su tramo decisivo y, con ella, la exigencia se multiplica en cada jornada. En ese escenario de máxima competitividad, la UD Ibiza ha encajado un revés que, sin ser definitivo, sí obliga a reajustar el paso. La derrota en el Rico Pérez ante el Hércules (3-2) significa el segundo traspié consecutivo para los celestes, que pierden el liderato tras varias semanas en la cima. Pero lejos de disparar las alarmas, el equipo ibicenco debe interpretar este momento como parte natural del desgaste que exige luchar por el ascenso.
Porque si algo ha demostrado el conjunto de Paco Jémez durante esta campaña es que sabe competir. Y lo volvió a hacer durante muchos minutos ante un rival histórico, en un estadio repleto y con una presión ambiental notable. La UD Ibiza se adelantó por dos veces en el marcador y ofreció destellos del fútbol ambicioso que la ha caracterizado: presión alta, verticalidad por bandas y conexiones de calidad en tres cuartos. Así llegó el primer tanto, tras una jugada coral que culminó Mo Dauda, y el segundo, con un cabezazo impecable de Álex Gallar tras un centro milimétrico de Olabe.
Sin embargo, el fútbol es también gestión emocional y eficacia en las áreas. Ahí es donde el Hércules supo esperar su momento. Aprovechó errores puntuales, atacó con inteligencia y encontró premio en el tramo final gracias a una genialidad individual. No es la primera vez que a la UD Ibiza se le escapan puntos en partidos que parecía tener controlados, pero la lectura debe ir más allá del resultado. El equipo sigue generando ocasiones, mantiene una identidad reconocible y cuenta con futbolistas desequilibrantes capaces de resolver en cualquier instante.
Es cierto que tres jornadas sin ganar suponen una alerta, sobre todo en un grupo tan parejo donde cada detalle puede marcar la diferencia. Pero también lo es que esta plantilla ha demostrado capacidad de reacción a lo largo del curso. Aún queda mucho por decidir y el margen de maniobra es amplio. El liderato se ha esfumado —de momento—, pero la pelea por el primer puesto sigue abierta, con Ceuta, Antequera, Murcia y el propio Ibiza separados por escasos puntos.
Lo fundamental ahora es recuperar confianza y solidez defensiva, dos aspectos que serán clave en las próximas semanas. Paco Jémez y su cuerpo técnico cuentan con los mimbres necesarios para revertir la dinámica. Si algo ha enseñado esta categoría es que los campeones no se forjan sin dificultades. Y en ese aprendizaje, cada derrota también suma.
La UD Ibiza, lejos de derrumbarse, debe mirar hacia adelante con la convicción de quien ha liderado con autoridad y ha competido con ambición. El camino sigue abierto. Y lo importante, cuando se aspira a lo más alto, no es no tropezar, sino saber levantarse con más fuerza.