Jornada gris en Tercera RFEF: entre empates estériles y caídas dolorosas

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No fue un buen fin de semana para los equipos pitiusos en la Tercera RFEF. La jornada 28 se saldó con una cosecha escasa: dos empates con sabor a poco y una derrota que duele más por el contexto que por el marcador. El tramo final del campeonato exige pasos firmes, pero esta vez ninguno de los tres representantes ibicencos logró pisar con determinación.

En Sant Miquel, la Penya Independent acariciaba la posibilidad de meter presión al líder, pero volvió a chocar con una de esas tardes en las que el premio se escapa entre los dedos. En Menorca, ante un Mercadal intenso y bien plantado, los de Ramiro González fueron de menos a más. Encajaron pronto, en el minuto 12, con un tanto de Rodrigo que puso el 1-0 y encendió las alarmas. Pero supieron rehacerse. La reacción, sin ser brillante, fue suficiente para equilibrar el duelo con un gol de Dani Reales al filo de la hora de juego. El 1-1, aunque justo, deja una sensación amarga: la Penya necesitaba algo más que un punto para seguir soñando con el liderato. Con el reloj del calendario acelerando, cada empate sabe a derrota.

El Portmany tampoco pudo romper el muro de la mediocridad. En San Antoni, frente a un Campos prácticamente desahuciado en la clasificación, los rojillos se dejaron dos puntos que podrían echar de menos cuando se haga el balance final. El empate 1-1 no solo refleja un partido trabado, sino también una oportunidad desperdiciada para sellar media permanencia. En un duelo donde el rival apenas se jugaba el orgullo, los locales no encontraron la contundencia necesaria para inclinar la balanza. La igualada frena la inercia positiva que parecía consolidarse en jornadas anteriores.

Pero si hay un equipo que atraviesa horas bajas, ese es el Sant Jordi. Lo del Kiko Serra fue un nuevo capítulo en una temporada que se ha torcido peligrosamente. El Llosetense, sin necesidad de un fútbol exuberante, se llevó los tres puntos con un 0-2 que refleja la diferencia de estados anímicos. Los verdinegros siguen atrapados en una espiral negativa, cada vez más lejos de la salvación. Ocho puntos los separan ahora del Portmany, que marca el límite. La permanencia ya no depende solo de una reacción, sino de una auténtica gesta.

Con solo seis jornadas por delante, la liga entra en una fase crítica. La Penya aún sueña, pero no puede permitirse más tropiezos si quiere pelear por el ascenso. El Portmany necesita reencontrarse con la victoria para no complicarse la vida en el último tramo. Y el Sant Jordi, más que esperanza, necesita un milagro. La jornada 28 dejó un aviso claro: ya no hay margen para el error.

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