Un día para creer: Can Coix se llena de deporte, inclusión y emoción con más de 500 escolares

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Hay días que dejan huella. De esos que no se olvidan fácilmente, que se viven con una mezcla de alegría, aprendizaje y emoción genuina. Así fue el pasado martes en el complejo deportivo de Can Coix, en Sant Antoni de Portmany, donde se celebró la IV Edición del Festival DIE Esport Inclusiu a l’Escola. Un encuentro que reunió a 536 estudiantes de 12 centros escolares de Ibiza en torno a una idea sencilla pero poderosa: el deporte es de todos.

Durante la jornada, los niños y niñas participaron en distintas actividades deportivas adaptadas, compartiendo pista, risas y descubrimientos con deportistas que llevan años demostrando que las barreras, muchas veces, solo están en la mirada de los demás. Entre ellos, nombres con mayúsculas como el de Javi Soto, campeón del mundo en atletismo para personas sordas, Marta Arce, medallista paralímpica en judo, Adriana Rissi, referente en parabadminton, o Jordi Morales, leyenda del tenis de mesa paralímpico. También estuvieron David Gómez, especialista en powerlifting adaptado; Javi Conde, figura histórica del atletismo paralímpico español; y el ibicenco Daniel Planells, diploma olímpico en las Sordolimpiadas, que ejerció de anfitrión con orgullo.

Más allá del currículo deportivo, todos ellos compartieron algo aún más valioso: su experiencia, su cercanía y una manera de entender el deporte como herramienta de inclusión, motivación y crecimiento personal. Para los estudiantes, fue una oportunidad única de ponerse en la piel del otro, de comprender que las diferencias no separan, sino que enriquecen.

El festival ha sido el colofón a un programa que se ha desarrollado durante todo el curso 2024-2025 bajo el paraguas del proyecto DIE, impulsado por el Departamento de Deportes del Consell Insular de Eivissa junto a la Cátedra Fundación Sanitas de Estudios sobre Deporte Inclusivo, la propia Fundación Sanitas, el Comité Paralímpico Español y el Ayuntamiento de Sant Antoni. En total, el programa ha implicado a 2.656 alumnos sin discapacidad, 99 con discapacidad y 147 docentes a lo largo de 11 jornadas previas, construyendo una base sólida de convivencia, respeto y sensibilización.

Pero lo vivido en Can Coix fue algo más que la suma de cifras o nombres. Fue una mañana de abrazos sinceros, de aplausos espontáneos, de niños que descubrían nuevas formas de jugar y aprender. Fue, en definitiva, una lección sin pizarras: la de que la inclusión, cuando se vive desde dentro, transforma para siempre.

En un mundo donde aún quedan muchas barreras por derribar, jornadas como esta demuestran que otra forma de educar —y de vivir el deporte— es posible. Y que todo empieza ahí, en un campo de juego, donde todos corren, ríen y sueñan en igualdad.

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