Pascual mete desarrollo largo en Formentera: piernas, sudor y juego de cadenas en la primera etapa BTT

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Foto de archivo de la Volta Cicloturista a Formentera BTT. Foto: GE Espalmador.

¿Cuánto pesan unas piernas después de 72 kilómetros de BTT sin tregua? Que se lo pregunten a Toni Pascual, que este sábado apretó los dientes, se aferró al manillar como si le fuera la vida en ello y se llevó la primera etapa de la Volta Cicloturista a Formentera BTT. Nada de paseo: esto fue batalla desde el primer sendero. Dos vueltas de pedal más fuerte que el resto, una marcha menos en el alma y una más en el plato, y victoria al saco con un tiempo de 2h56’57’’. Pero ojo… solo un segundo por delante de Efrén Fernández. Un segundo. ¿Qué es eso en bici? Un pestañeo mal medido, una curva trazada con menos garra, una mirada al cuentakilómetros cuando no tocaba. Así de ajustado fue el duelo.

La cosa empezó tranquila, sí, pero ya se sabe cómo va esto: uno cambia el ritmo, otro responde, y de pronto ya hay dos rodando por delante con cara de que no quieren compañía. Y ahí se fueron Toni y Efrén, a base de cadencia y orgullo, sacando hueco al grupo sin mirar atrás. ¿Y detrás? Un segundo vagón con Daniel Costa y Enrique Morcillo, que bastante hicieron con aguantar el tipo y cruzar la meta sin perder el alma por el camino. Nueve minutos después, pero con las piernas igual de reventadas.

La lectura es clara: salvo catástrofe mecánica, resbalón inesperado o pájara del demonio en la segunda jornada, el maillot final se va a decidir entre Pascual y Fernández. ¿Habrá revancha? ¿Cambio de papeles? ¿Alguien se guardó algo para hoy? El terreno hablará.

Y si hablamos de piernas, hay que hablar de las de Laura Ríos. Vaya forma de domar la isla. Tiró de constancia, fuerza y cabeza fría para cruzar la meta con un tiempazo: 3h57’10’’. Lo de ella no fue simplemente ganar. Fue dejar claro que este sábado estaba en otra frecuencia. Ni un cambio de ritmo raro, ni un titubeo en las subidas, ni un despiste en las bajadas. Todo en su sitio. Segunda fue María Magdalena Forteza, pero la diferencia en tiempos lo dice todo: cuando una va fina, va fina.

Por cierto, entre tanto pedal también apareció un tal Purito Rodríguez. Sí, ese. El de las grandes vueltas, el que se hartó de subir puertos a ritmo de metrónomo. Aquí también se le vio sufrir, sudar y sonreír. Porque al final, cuando uno se engancha al mountain bike, da igual si llevas años compitiendo o estás volviendo al barro. La bici iguala. En la montaña, nadie se esconde.

Ahora queda la segunda etapa, ese último cartucho donde todo puede cambiar… o no. ¿Tendrá Pascual más gasolina en las piernas? ¿Le saldrá el día redondo a Efrén? ¿Aparecerá algún invitado sorpresa con las bielas afiladas? Y sobre todo… ¿qué pasa cuando ya no hay margen para regular y toca exprimirse hasta la última fibra?

Este domingo lo sabremos. Hoy, lo único seguro es que las bicis hablaron, las piernas respondieron… y el reloj, como siempre, no tuvo piedad.

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