Tormenta de goles en Formentera: un 5-3 de puro vértigo devuelve el liderato a los rojinegros

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El Municipal de Sant Francesc vivió un domingo de fútbol puro, de las que se quedan grabadas en la memoria. En un duelo cargado de ritmo, goles y pulsaciones aceleradas, el Formentera tumbó al Portmany con un 5-3 vibrante que devuelve a los rojinegros el liderato y alimenta el pulso por la cima con un golpe de autoridad.

El partido fue un torbellino. Apenas se acomodaban los aficionados en sus asientos cuando Busi encendió la grada con el 1-0, preludio de un vendaval ofensivo. Pero el fútbol tiene esas curvas imprevisibles y el Portmany, en pleno estreno del nuevo cuerpo técnico —el staff liderado por Iván Granados junto a Carlos Costa y Carlos Rico—, supo recomponerse con orgullo. Rosa, inspirado y letal, se echó el equipo a la espalda y con dos zarpazos —el segundo desde los once metros— volteó el marcador antes del descanso, alimentando el sueño de un estreno triunfal para el nuevo banquillo visitante.

Pero el Formentera no negocia la rebeldía. Salió del vestuario con el cuchillo entre los dientes y, en un abrir y cerrar de ojos, recuperó el mando con los tantos de Losada y Madariaga. La grada rugía, el partido se desmadraba y Rosa, en estado de gracia, completaba su hat-trick para devolver el equilibrio a una batalla que ya era un espectáculo mayúsculo.

Y cuando el partido pedía temple, apareció el alma competitiva de un equipo que quiere más que nadie ese primer puesto. Marí, con precisión quirúrgica, puso el 4-3 en la recta final, y Madariaga, desde el punto de penalti, cerró el partido con la firma definitiva de una victoria que huele a declaración de intenciones.

El Formentera, con esta exhibición ofensiva, recupera el liderato que la Penya Independent había ocupado momentáneamente y se mantiene con dos puntos de ventaja en una liga que no concede tregua. Al otro lado, el Portmany encadena su segunda derrota consecutiva, aunque aún conserva un colchón de seis puntos sobre la zona baja. El nuevo staff técnico tiene tarea por delante, pero también motivos para creer: el equipo mostró carácter, pegada y espíritu competitivo.

En una tarde donde el fútbol se desató en su versión más pasional, el Formentera volvió a demostrar por qué quiere ser el que marque el paso en esta liga. Corazón, ambición y goles. Muchos goles. Porque en Sant Francesc, el espectáculo no se negocia.

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