El motor celeste no da señales de fatiga. La UD Ibiza viaja este domingo al Estadio Nuevo Mirador para enfrentarse al Algeciras en un duelo con aroma a oportunidad histórica. En juego no solo hay tres puntos que consolidarían el liderato, sino también la posibilidad de inscribir una nueva página dorada en los anales del club: lograr su octava victoria consecutiva y quedar a las puertas del récord absoluto de la categoría.
El conjunto dirigido por Paco Jémez vive un momento dulce, con siete triunfos consecutivos que han disparado su moral, afinado su maquinaria ofensiva y asentado una autoridad indiscutible en la tabla. Con 47 puntos en su casillero, los ibicencos han conseguido una inercia competitiva difícil de frenar. Solo el Racing de Santander de la temporada pasada, curiosamente bajo el mando del extécnico celeste Guillermo Fernández Romo, logró encadenar una racha superior. El récord está a tiro.
Pero más allá de los números, lo que impresiona es el cómo. El Ibiza ha triturado rivales con solvencia y también ha sabido sufrir, como demostró la semana pasada ante el Yeclano, en un duelo áspero que se resolvió con carácter y eficacia. En sus últimas siete apariciones, el equipo ha firmado 21 goles —una media de tres por encuentro— y ha construido un ataque tan vertical como efectivo, capaz de abrir grietas hasta en los muros más compactos.
Este domingo, el desafío se presenta con nombre propio: Algeciras. Un equipo que llega en las antípodas anímicas del cuadro balear. Siete jornadas sin ganar —las mismas que lleva el Ibiza ganando— han hundido al conjunto andaluz hasta la 18ª posición, a un solo punto de los puestos de salvación. Las cifras son alarmantes: tres goles a favor, catorce en contra y una sensación de vulnerabilidad que ni el esquema con cinco zagueros ha logrado atenuar.
El técnico local, Fran Justo, intenta reactivar a su plantel apelando al recuerdo de la victoria lograda en la primera vuelta en Can Misses. Pero el contexto actual es otro. Ni el juego acompaña ni la eficacia aparece. El regreso de piezas como Juan Hernández o Dani Merchán podría dar un respiro al equipo, pero necesitarán mucho más que eso para contener a una UD Ibiza desatada.
Eso sí, los celestes no viajarán con todos sus efectivos. Álex Gallar, una de las brújulas ofensivas del equipo, cumple sanción tras acumular cinco amarillas. Tampoco estará Escassi, ausente por un proceso gripal. Dos ausencias relevantes, aunque la profundidad de la plantilla celeste ha demostrado ser más que suficiente para sostener su ritmo competitivo.
La presión cambiará de bando si los ibicencos logran llevarse los tres puntos del Nuevo Mirador. El Ceuta, segundo clasificado, jugará horas más tarde con el marcador ya conocido y con la posibilidad de ver cómo el líder se escapa hasta los cinco puntos. Un golpe psicológico tan importante como el propio resultado.
La UD Ibiza no solo juega por seguir en lo más alto. Juega por su historia. Por demostrar que está preparada para dar el salto definitivo. Y en ese camino, el Algeciras puede convertirse en una nueva víctima de un equipo que, hoy por hoy, parece no tener freno.