El Portmany cerró la primera vuelta de la competición con un sabor agridulce tras empatar 1-1 frente al Llosetense en su feudo. Lo que parecía una ocasión perfecta para regalar a su afición un inicio triunfal de año terminó en una tarde de frustración y autocrítica, marcada por un infortunio que costó dos puntos vitales en la lucha por la permanencia.
El partido arrancó con intensidad y, durante los primeros compases, el equipo de Vicente Román dejó claro que su intención era imponer el ritmo desde el inicio. Fruto de esa ambición llegó el gol de Roberto en el minuto 19, que desató la euforia en las gradas del Municipal de Sant Antoni. La jugada, elaborada con precisión, evidenció el potencial ofensivo de los rojillos cuando logran conectarse como bloque. Sin embargo, ese empuje inicial no logró traducirse en un dominio sostenido, dejando espacio para que el Llosetense se rearmara.
El punto de inflexión llegó al borde del descanso, cuando una desafortunada acción defensiva de Sock terminó con el balón en el fondo de su propia portería. El 1-1 fue un mazazo psicológico para el Portmany, que había controlado buena parte del primer tiempo, pero no supo gestionar la presión en los momentos clave.
En la segunda mitad, el conjunto local buscó la victoria con más corazón que cabeza. La zaga del Llosetense, sólida y bien organizada, frustró una y otra vez los intentos del Portmany, que careció de claridad en los últimos metros. Aunque los locales generaron algunas ocasiones, la falta de efectividad y el orden táctico de los visitantes terminaron por sellar el empate.
Con este resultado, el Portmany se sitúa en el duodécimo puesto de la tabla con 22 puntos, apenas a una corta distancia de los puestos de descenso. El margen de error se reduce, y el equipo deberá recuperar sensaciones si quiere evitar complicaciones en la segunda mitad del campeonato.
El próximo reto para los de Vicente Román será una visita al Binissalem, donde se medirán a un rival directo en la pugna por la tranquilidad clasificatoria. Será una prueba de carácter para un equipo que necesita reencontrarse con la victoria y, sobre todo, con la confianza en su juego.
El Portmany tiene potencial, pero debe demostrar que es capaz de transformar el esfuerzo en resultados.