En una jornada de emociones intensas, la SD Ibiza demostró que nunca baja los brazos. Este domingo, el equipo de Raúl Casañ arrancó la segunda vuelta de la temporada con un trabajado empate (2-2) ante el Lleida en un campo donde pocos equipos consiguen rascar puntos. Un gol de Cruz, en los minutos finales, puso el broche de oro a un duelo vibrante y permitió a los deportivistas regresar a la isla con la moral en alto.
El arranque del partido dejó claro que la SD Ibiza no llegaba a Lleida con intención de especular. Plantados con firmeza en el terreno de juego, los ibicencos protagonizaron las primeras llegadas peligrosas, demostrando una intensidad que hacía presagiar un choque igualado. Sin embargo, el conjunto local se adelantó en el minuto 23, cuando Naranjo sorprendió a todos con un sutil remate por alto que dejó sin opciones a Perales, quien debutaba en liga.
El gol no descompuso a los visitantes, que mantuvieron su plan y supieron encontrar la respuesta antes del descanso. En el minuto 38, Riquelme culminó con calidad un pase medido de Xesc Navalón, superando al portero en un mano a mano. La SD Ibiza incluso llegó a celebrar un segundo gol antes del descanso, pero el árbitro lo anuló, dejando el marcador en tablas al término de la primera mitad.
El inicio del segundo acto fue un jarro de agua fría para los de Raúl Casañ. Iglesias, con un remate certero, devolvió la ventaja al Lleida en el minuto 49. A pesar del golpe, la SD Ibiza no se rindió. Con un despliegue físico notable y una actitud combativa, el equipo comenzó a generar peligro en busca de un empate que parecía esquivo.
El esfuerzo tuvo su recompensa en el minuto 83. Un balón parado ejecutado con precisión por Marquitos encontró la cabeza de Cristian Cruz, que firmó un remate impecable para sellar el definitivo 2-2. La reacción ibicenca dejó claro que este equipo tiene carácter para competir en cualquier escenario, incluso en los más hostiles.
Un punto que sabe a victoria
El empate permite a la SD Ibiza sumar un punto más en la clasificación y también refuerza la confianza del equipo en un momento clave de la temporada. Con una segunda vuelta por delante, el conjunto ibicenco ha demostrado que tiene argumentos para pelear por sus objetivos y que su carácter combativo será un arma clave en el camino.
Los ibicencos regresan a casa con la sensación de haber dado un paso adelante, no solo en el marcador, sino también en identidad y espíritu competitivo. La afición, sin duda, tiene motivos para soñar con más jornadas llenas de emoción.