El Sant Jordi cerró el año futbolístico con una derrota que deja un sabor agridulce en su afición. Frente al Porreres, un aspirante al título que ocupa la segunda plaza de la clasificación, los verdinegros cayeron 2-3 en un duelo que reflejó las luces y sombras de un equipo que busca desesperadamente reencontrarse con su mejor versión.
La tarde comenzó con la ilusión de una despedida victoriosa ante el público del Kiko Serra, pero el ímpetu inicial del Sant Jordi no tardó en desvanecerse. El Porreres, fiel a su estilo de juego organizado y clínico, tomó las riendas del encuentro con una precisión quirúrgica que desnudó las debilidades defensivas de los de Carlos Tomás. Alberto Castaño rompió el hielo desde los once metros en el minuto 47, y a partir de ahí, el vendaval mallorquín no dio tregua. Rodrigo Pascual amplió la ventaja en el 53 y Gabriel Santos sentenció el 0-3 en el 63, dejando al Sant Jordi tambaleándose, sin respuestas claras en ambos lados del campo.
Sin embargo, el fútbol, siempre impredecible, dio un respiro al equipo salinero. Con el partido prácticamente decidido, Sergi De Dalmases aprovechó un balón para marcar el 1-3 en el minuto 65, un tanto que encendió una chispa en un equipo hasta entonces apagado. Este gol dio paso a un Sant Jordi más combativo, con mayor agresividad en la presión y ambición renovada en ataque, aunque insuficiente para revertir el daño inicial.
El gol del descuento llegó demasiado tarde para alterar el destino del partido. En el minuto 94, Alessandro transformó un penalti que maquilló el marcador, pero no el desenlace. El silbato final certificó una derrota que deja al Sant Jordi en una situación delicada, con diez puntos y en puestos de descenso al cierre del año.
Pese al revés, la reacción tardía del equipo deja entrever un espíritu de lucha que será crucial en el tramo decisivo de la temporada. El parón navideño se presenta como una oportunidad de oro para que el cuerpo técnico reorganice las piezas y para que los jugadores recuperen la confianza y la frescura que han faltado en los últimos encuentros, con un balance de tres derrotas y un empate.
La segunda vuelta será determinante para los verdinegros, que deberán mostrar su mejor versión para escapar de la zona roja de la tabla. El turrón tendrá un sabor amargo este año, pero el Sant Jordi sabe que el fútbol da segundas oportunidades y que el margen para la redención todavía existe. Con trabajo, sacrificio y unidad, los de Carlos Tomás buscarán resurgir en 2025 y mantener viva la ilusión de toda su afición.