La UD Ibiza encadenó su segunda derrota consecutiva bajo la dirección de Paco Jémez tras sucumbir 3-1 frente al Ceuta en el estadio Alfonso Murube. Un duelo que comenzó con ilusión y terminó revelando carencias estructurales en el equipo insular, que se encuentra en plena transición táctica con su nuevo entrenador. El tropiezo deja en evidencia la urgencia de soluciones para un equipo que aspira a cotas altas, pero que se ve atrapado en un presente lleno de dudas.
El arranque del partido prometía otra narrativa. La UD Ibiza salió con intensidad, presionando alto y demostrando un plan claro. Los primeros minutos ofrecieron destellos de lo que podría ser el plantel de Jémez: posesión ordenada, transiciones rápidas y un ataque con intenciones claras. Pau Ferrer, quien ya había mostrado su capacidad anotadora en jornadas anteriores, estuvo cerca de abrir el marcador, pero un fuera de juego invalidó su tanto.
Sin embargo, lo que comenzó como un concierto bien orquestado pronto se desmoronó. Los errores en la transición defensiva y las dificultades para mantener la presión alta sin fisuras permitieron que el Ceuta empezara a ganar metros y confianza. El gol de Gallar, un centro-chut envenenado que engañó a todos, pareció ser la chispa necesaria para encender la máquina celeste, pero el empate de Aquino, fruto de un pase filtrado que rompió líneas, equilibró el marcador y cambió el tono del partido.
El segundo tiempo fue una prueba de resistencia, y la UD Ibiza no superó el examen. Mientras el Ceuta ajustaba su planteamiento, ganando contundencia en el medio campo y explotando la falta de velocidad en la zaga ibicenca, los visitantes mostraron una preocupante falta de ideas. Los cambios de Jémez no lograron revitalizar al equipo, que se desdibujó con el paso de los minutos.
Carlos Hernández y Rodri sentenciaron con dos goles que ilustraron la vulnerabilidad de los insulares. El primero, una obra de potencia y precisión, dejó sin opciones a Belman, quien, pese a sus destacadas intervenciones, no pudo sostener a su equipo. El segundo, un contragolpe de manual, expuso una defensa que cedió espacios y permitió que el Ceuta sellara el resultado con autoridad.
Con esta derrota, la UD Ibiza cae a la séptima posición de la tabla, una ubicación que no refleja las ambiciones planteadas al inicio de la temporada. Más allá de los números, preocupa la falta de cohesión y la sensación de que el equipo aún no asimila las ideas de su nuevo técnico. El discurso desde Can Misses habla de grandes objetivos, pero la realidad actual dibuja un horizonte complicado.
El desafío para Paco Jémez y su plantilla es claro: revertir la dinámica, encontrar un equilibrio entre defensa y ataque, y recuperar la confianza en sus capacidades. El tiempo apremia, y las próximas jornadas serán cruciales para definir si la UD Ibiza puede aspirar a lo que promete o si deberá replantear su hoja de ruta.
El fútbol, como la vida, ofrece segundas oportunidades. Para la UD Ibiza, el margen de error se acorta, pero el balón sigue rodando. Y en ese rodar, aún queda espacio para escribir una historia diferente.