0-2. El estreno del Sant Jordi, sin premio: dos zarpazos del Platges dejan sin opciones a los verdinegros

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El Sant Jordi, un equipo que había generado grandes expectativas en su salto a la Tercera RFEF, no pudo arrancar con buen pie en su estreno liguero. Un arranque siempre es difícil, pero el choque contra el Platges de Calvià demostró que, en el fútbol, las ilusiones no siempre se traducen en resultados. En el Kiko Serra, el marcador final de 0-2 dejó claro que los de Carlos Tomás tienen trabajo por delante si quieren cumplir sus ambiciones esta temporada.

El encuentro comenzó con la ilusión a flor de piel en las gradas, pero apenas habían pasado ocho minutos cuando el primer jarro de agua fría cayó sobre el equipo local. Pedrosa, del Platges de Calvià, encontró un hueco en la defensa verdinegra y no perdonó. El gol temprano fue un golpe psicológico del que el Sant Jordi no pudo recuperarse fácilmente. A pesar del esfuerzo constante de los locales, el Platges demostró por qué es un equipo con oficio: supieron manejar los tiempos, controlar la presión y aprovechar al máximo sus oportunidades.

Lo cierto es que el equipo dirigido por Carlos Tomás no se quedó de brazos cruzados. Los verdinegros presionaron, intentaron adueñarse del balón y buscaron con insistencia ese gol que les devolviera al partido. Pero como suele ocurrir en el fútbol, cuando el balón no quiere entrar, no hay manera de forzarlo. Las ocasiones se sucedieron, pero el gol simplemente no llegó.

Y entonces, en el minuto 62, llegó la sentencia. Aitor aprovechó una distracción defensiva y con precisión quirúrgica marcó el segundo tanto para los visitantes. Un golpe que, aunque no fue definitivo en el marcador, sí lo fue en las aspiraciones del Sant Jordi para al menos salvar un punto en casa.

Este primer traspié no debe ser motivo de desánimo para los locales, sino una lección. El Platges de Calvià dejó claro que en esta categoría no hay rival fácil y que la concentración durante los 90 minutos es fundamental. A veces, el fútbol no es solo cuestión de correr o tener la posesión, sino de aprovechar esos momentos clave que determinan el resultado final.

Pero, como en cualquier buen guion deportivo, no todo está perdido. La próxima semana, el calendario ya prepara un plato fuerte: el derbi ibicenco contra la Penya Independent. Un duelo que promete ser intenso, no solo por la rivalidad local, sino porque para el Sant Jordi es la oportunidad perfecta para estrenar su casillero de puntos. Nada mejor que un partido de máxima tensión para demostrar que este equipo tiene lo que se necesita para luchar en la Tercera RFEF.

Las derrotas tempranas a veces son el empujón que un equipo necesita para ajustar sus engranajes y salir más fuerte. El Sant Jordi tiene calidad en sus filas y una afición que respalda. Ahora, todo depende de cómo asimilen esta primera lección y, sobre todo, cómo se levanten en el próximo reto.

La temporada apenas comienza, y los verdinegros tienen todo el tiempo del mundo para escribir una historia diferente.

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