El fútbol tiene esa forma cruel de darnos lecciones justo cuando creemos que lo tenemos todo bajo control. Así lo vivió el Formentera en su debut de la temporada en la Tercera RFEF, enfrentándose al Llosetense, un duelo que parecía estar bajo su dominio, pero que terminó con un revés amargo en los minutos de descuento. Un gol en el minuto 95 les dejó sin el premio que parecía seguro. Sí, un mazazo en toda regla, pero también una clara demostración de que este equipo está para cosas grandes.
A lo largo de los 90 minutos (y un poquito más), el Formentera mostró ser un bloque sólido y comprometido. Maikel, su técnico, preparó el partido con la intención de imponer el ritmo, y vaya si lo consiguió. Desde el primer toque del balón, los visitantes se adueñaron de la posesión, moviendo la pelota con inteligencia y generando numerosas ocasiones. Sin embargo, el fútbol es caprichoso. No se trata solo de jugar bien, sino de convertir esas oportunidades en goles. Y en eso, el Formentera falló.
El Llosetense, por su parte, no tuvo muchos momentos brillantes, pero entendió bien lo que tenía que hacer: aguantar y aprovechar su oportunidad. Mientras el Formentera asediaba el área rival, los locales se defendían con uñas y dientes, esperando ese momento clave. Y así fue, en un giro dramático de los acontecimientos, Antoni, jugador del Llosetense, encontró el gol en el minuto 95 tras una jugada enrevesada, llena de rechaces y duelos ganados. Una auténtica daga al corazón de un Formentera que ya saboreaba, al menos, un empate.
Es injusto, claro. El fútbol a veces lo es. Pero lo cierto es que el resultado no refleja el trabajo, ni la entrega, ni el esfuerzo desplegado por el equipo de Maikel. Y eso es algo que el entrenador dejó muy claro después del partido. A pesar de la derrota, las sensaciones que dejó el Formentera son positivas. Este equipo no se arruga, domina y tiene un estilo claro de juego. La falta de puntería fue su talón de Aquiles en esta ocasión, pero no cabe duda de que las oportunidades seguirán llegando si mantienen ese nivel de intensidad.
Losada, uno de los pilares del equipo, fue categórico al término del encuentro: están en el camino correcto, y aunque el tropiezo duele, esto no es más que el inicio de la temporada. Las palabras del jugador resumen perfectamente el sentimiento general: una mezcla de frustración por el resultado, pero con la confianza intacta de que este equipo está preparado para grandes cosas.
En definitiva, el Formentera ha recibido un golpe inesperado, pero no es momento de bajar la guardia. La temporada recién comienza y hay motivos para creer. Este equipo, que ha demostrado carácter y calidad, sabe que tiene las herramientas para dar la vuelta a la situación. El fútbol, después de todo, se trata de levantarse una y otra vez. Y si algo ha quedado claro tras este partido, es que el Formentera sabe cómo hacerlo.
Así que, aunque el resultado no fue justo, el camino del Formentera está lejos de haber terminado.