A sus 75 años, Teófilo Alonso todavía pasa algunas de sus horas en el establecimiento que ha dirigido durante muchos años, y que ahora regentan las manos de su hijo, Javi. Un enclave de sobra conocido por los amantes al fútbol de Ibiza, pues son muchos los que allí visionan los partidos del Real Madrid, casi siempre acompañados de una fresca caña y una tortilla de patata. Semejante manjar se ha convertido con el paso de los años en el máximo referente del mítico Café Cibeles, un ejemplo de restauración en la isla grande de las Pitiusas.
Sin embargo, la historia que precedió al nacimiento de este bar, ubicado en pleno centro de Vila, no fue sencilla. Como recuerda el propio Teok, “vinimos del exilio porque estábamos viviendo en el País Vasco, que abandonamos el 30 de noviembre de 1980 después de sufrir un tiroteo de ETA en una cafetería donde yo estaba. Pusimos tierra de por medio y decidimos venir a Ibiza”. “Pensábamos -agrega- que las cosas aquí serían más fáciles, pero sufrimos algunos percances, y nos costó. Le pedí trabajo a Matutes y muy bien, con él siempre muy bien, y trabajé como cocinero en varias épocas”.
Después, a finales de los noventa, “y tras conseguir algunos ingresos por la venta de terrenos en Burgos”, tierra natal de Teófilo, éste y su mujer Evelia Rodríguez decidieron poner en marcha su negocio en forma de bar al que denominan Cibeles, en honor a la Diosa griega que gobierna desde su plaza la celebración de los títulos de su amado Real Madrid en la capitán española. “Me dieron un dinero y decidí invertirlo en Ibiza, y ha salido una mina”, que tiene forma de bar y que se ha ganado un hueco en el Olimpo de la restauración ibicenca.
Y así, a base de trabajo duro y sello de calidad, el Café Cibeles se ha ido convirtiendo con el paso de los años en un sitio de referencia para los más futboleros de las Pitiusas. “Cuando hay partido viene mucha gente, sacamos las banderas del Real Madrid, ponemos el himno, se crea un ambiente muy bueno”, destaca Teok, que se congratula de los últimos éxitos del club de su corazón. “Nadie esperaba ganar esta Champions y ha sido una gran alegría. Además, el bar estaba a reventar el día de los partidos”.
Respecto al fútbol de la isla, el empresario burgalés se ha sentido siempre más identificado con los colores rojos del CD Ibiza, equipo que ahora milita en la Segunda División RFEF, al cual acudía a animar con sus amigos en tiempos pretéritos. “Subíamos al campo de fútbol con un par de tortillas de patatas y un par de botellas de whisky, cantando toda la cuadrilla, teníamos incluso canciones propias. Pero de aquello hace ya 15 años, eran otros tiempos. Éramos socios y continuamos siéndolo”, recuerda.
A la hora de responder por el mayor orgullo de su autodenominada “mina”, Teok lo tiene claro: La tortilla de patata. “Todo el mundo viene a comerla, ha cogido mucha fama en Ibiza y no es para menos. Nosotros la cocinamos siempre igual e incluso se puede llamar para llevar. Al cabo del día, normalmente, se cocinan unas ocho tortillas, pero algún día hay que hacer otra remesa. Todos los días se hacen sin excepción”. Dicen que los entendidos que la pechuga y el lomo rebozados, las costillas de cerdo, las albóndigas y los callos también son muy dignos de ser probados.
Como hombre de mundo que es, Teófilo Alonso tiene mil y una anécdotas que comentar, y entre ellas con algunos distinguidos invitados que han probado su habilidad entre fogones. “Recuerdo especialmente la Nochevieja de 1977, cuando trabajamos para el Rey Emérito Juan Carlos I, en el Hotel Candanchú. El rey Balduino de Bélgica y su esposa Fabiola han sido otras de las diferentes celebridades que ha tenido el gusto de conocer y guarda en la memoria con especial cariño.
Finalmente, cuando valora cuál ha sido la clave del éxito del Café Cibeles, afirma que “éramos los únicos que habríamos a las 5 de la mañana, y entonces se cogieron muchos clientes que ahora son fieles. Ha sido siempre un bar de hacer tapas, y muchas, pero sin planchas, con la tortilla de patata como estrella. Y con eso se triunfó. Ahora tenemos una clientela fija que ya está hecha, estable, con independencia de que gane o pierda el Real Madrid, incluso los del Barcelona vienen aquí y se respira un ambiente de mucha alegría”.
Teok se ha jubilado, pero su hijo Javi ha recogido con éxito el testigo del Café Cibeles, donde la buena cocina y el buen fútbol se dan de la mano.