Fran Grima es feliz en Ibiza. El lateral derecho ya sabía lo que era vivir en una isla (había jugado anteriormente en Atlético Baleares y Real Mallorca), pero en sa roqueta ha encontrado un lugar «precioso y lleno de sitios tranquilos, incluso en agosto, si los sabes buscar». Si el fútbol es un estado de ánimo, este amante del mar traslada su felicidad al terreno de juego. Desde hace un año y medio Grima es uno de los jugadores más queridos por la afición de la Unión Deportiva Ibiza. Y él responde a ese cariño con grandes dosis de esfuerzo y compromiso que le han llevado a ser uno de los referentes del ambicioso proyecto celeste. «Cuando salí de Badalona y llegué a Mallorca [en la temporada 2017/2018] no tuve la suerte de contar con tantos minutos. Aunque el equipo iba bien y lo disfrutaba, es verdad que algunos días se hacía duro: aunque ayudes al grupo sumando en los entrenos todos los jugadores quieren jugar. Como un futbolista se siente feliz es compitiendo. En Ibiza he encontrado esa estabilidad: estoy muy a gusto en la isla y en el equipo: tenemos un club muy familiar y profesional al mismo tiempo. Hay ambición pero a la vez paciencia para que puedas trabajar. Espero defender esta camiseta todo el tiempo que pueda».
Así explica este treinteañero de Olesa de Montserrat (nacido en 1987, Grima es uno de los veteranos del equipo), que aprendió a jugar a fútbol en el equipo de su pueblo antes de pasar por clubes como Baleares, Espanyol B, Sant Andreu, Terrassa o Badalona, lo identificado que está con el Ibiza. Vestido de celeste se ha convertido en uno de los capitanes de la primera plantilla. Grima alcanzó el domingo los cincuenta partidos oficiales con los ibicencos, una cifra que le permite reflexionar sobre el crecimiento de la entidad desde su fichaje en julio de 2018. «El equipo ha cambiado bastante. Yo llegué para jugar en Tercera. El verano pasó muy rápido, de pronto nos vimos en Segunda B e hicimos una pretemporada sin salir de Ibiza: no pudimos jugar contra equipos de nivel», explica, recalcando que las vivencias de la temporada pasada fueron clave para acumular experiencias y mejorar el rendimiento en la presente: «Éramos un club nuevo en Segunda B, competir en el grupo IV fue duro por las combinaciones aéreas que teníamos que hacer y las cancelaciones que sufrimos en varios vuelos. No pudimos volver a casa el mismo domingo tres veces, pero todo se llevó con profesionalidad y humor. Este año ha cambiado la cosa, los viajes son más plácidos aunque haya que hacer escala casi siempre».
Grima ha pasado de ser titular indiscutible a pelear por un puesto en la defensa con otros compañeros. Él se alegra del salto de nivel que ha experimentado el Ibiza con los fichajes y, como buen guerrero, ya ha demostrado que está dispuesto a dar batalla para actuar en la posición donde se le necesite. Lo dejó claro jugando varios partidos de lateral izquierdo tras la lesión de David Morillas. «Llevo muy bien la competencia. Tener una plantilla tan completa es una de las claves del éxito que estamos teniendo. Nadie se puede dormir. Todos los jugadores que salen lo pueden hacer igual o mejor que el que está jugando», dice. Además de la seriedad, contundencia y despliegue físico que aporta sobre el césped, el catalán es uno de los encargados de crear buen ambiente en el vestuario. Bajo su ala cuida de los chavales que suben desde el filial a entrenar con el primer equipo. Grima entiende como pocos los códigos internos de este deporte y, como le gusta decir, los años que lleva en el fútbol han dado «más clase que un instituto» a este carrilero que, recientemente, pudo celebrar su primer gol como celeste. Se lo marcó al Pontevedra con un chut desde fuera del área el pasado 8 de enero para empezar a definir la clasificación del Ibiza a la segunda ronda de Copa del Rey. «Siempre que metes un gol, y más para un defensa, que no es nuestra faceta, te pones contento, pero estrenarme como goleador con el Ibiza en Pontevedra fue muy especial por la importancia que tenía ese partido. Es verdad que la Copa ha supuesto que tengamos un mes con mucho desgaste físico, pero para eso tenemos una plantilla amplia. El míster ha rotado muy bien a los jugadores y se han repartido las cargas. Lo hemos disfrutado, lo hemos competido y hemos demostrado el nivel de esta plantilla. Eso nos refuerza para pensar en lo que queda de Liga. El recuerdo de la Copa será muy bonito».
Grima fue titular contra el Futbol Club Barcelona. Confiesa que ver el campo lleno hasta la bandera es una sensación que deja huella y es de los que creen que el Ibiza ha conseguido despertar una pasión futbolera que estaba latente en la sociedad de la isla: «Ver cada vez más llenas las gradas del estadio quiere decir que estamos haciendo las cosas bien para enganchar a los ibicencos al buen fútbol. El salto de calidad que ha dado el equipo hace que la gente se lo pase bien. A nosotros nos da ese plus de intensidad y energía sentirnos respaldados por nuestra afición. Esperemos que la afluencia de público vaya subiendo hasta final de temporada y volvamos a ver un Can Misses lleno como el día contra el Barça, que fue muy bonito: se sentía el aliento de la gente animándonos y apoyándonos en todo momento».