Así es el ‘Queso Mecánico’

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El Albacete Balompié es un club que enciende la nostalgia entre los que se aficionaron al fútbol a principios de los años noventa. El Alba se convirtió en el primer equipo castellanomanchego en alcanzar la Primera División. Casi tres décadas después de su estreno, sigue siendo el único conjunto de su comunidad autónoma en haber jugado en lo más alto: siete temporadas divididas en dos períodos diferentes.

Debutó en la 1991/1992 al lograr dos ascensos consecutivos, proclamándose campeón de grupo en Segunda B en 1990 y subiendo a la élite después de levantar el título en Segunda A un año después –una hazaña conseguida solamente por ocho equipos más a lo largo de la historia. Con Benito Floro en el banquillo, el Albacete acabó en séptima plaza aquella campaña (la mejor protagonizada por un debutante en Primera), a un punto de unas posiciones europeas que ocupó durante varias jornadas gracias a la gran racha de resultados que cosechó en el tramo central de aquella liga en la que fue el equipo revelación. Durante aquellos años mágicos, al Alba se le conocía como el Queso Mecánico. José Luis Zalazar, un centrocampista uruguayo con un talento especial para golpear la pelota, era el faro de un equipo en el que destacaban nombres como el portero costarricense Conejo, el carrilero catalán Delfí Geli, los albaceteños Catali o Coco y, más adelante, canteranos como Santi Denia o Fernando Morientes. Otro chaval de la cantera blanquirroja fue Andrés Iniesta, que aunque se mudó a la Masia siendo un niño, sigue muy arraigado a su tierra natal y al equipo de su infancia. Por eso la ciudad deportiva del Albacete Balompié lleva el nombre del internacional español.

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