Pablo Alfaro no tenía dudas en rueda de prensa. Su equipo, «el que iba de azul», ha puesto hoy toda la carne en el asador para sumar tres puntos más en su casillero. La victoria, cuarta del curso, tercera seguida en Can Misses, se ha basado en la fe y el hambre del grupo, unidas a la adrenalina que inyectan unos futbolistas de refresco tan letales como Diego Mendoza o Raí Nascimento. «Los cambios han aportado mucho y eso te da una riqueza tremenda. Para que funcionen, tiene que estar trabajado porque, si no, lo que provocas es un caos. Y, como veis, lo que causamos son situaciones adversas para el rival«, ha explicado Alfaro a los medios de comunicación que han cubierto el partido contra el Racing de Ferrol.
Llevados en volandas por una grada «donde se ven cada vez más camisetas» del Ibiza, los futbolistas siguen acumulando reservas de fe que serán una pócima cuando aparezcan partidos que se pongan cuesta arriba. Ya lo avisa Alfaro, no todo será vino y rosas, aunque la intención cuente mucho: «Yo creo que [los aficionados] se van contentos porque ven un equipo que quiere ganar. Que luego te pueden ganar, ¿eh?, porque el fútbol es como es, pero ven que su Ibiza va a por los partidos. Todo eso hace que el equilibrio que buscamos los entrenadores lo vayamos teniendo».
Para el entrenador aragonés la clave es saber leer la dificultad de adversarios como el Racing de Ferrol, equipo que defensivamente ha puesto las cosas «muy difíciles» a los ibicencos, como ha dicho Alfaro, y comprenderla. «Estas victorias suceden porque el futbolista cree en lo que trabaja. Los rivales te lo pueden poner difícil, pero ellos [los futbolistas] consiguen derribar el muro«.
Reforzados interiormente «por el trabajo bien hecho» la consigna del Ibiza es «no bajar el pistón». «Ni creo que los chicos estén por la labor ni yo les iba a dejar», ha explicado con media sonrisa Alfaro para concluir la rueda de prensa.