Sesenta segundos le bastaban a Nicolas Cage para robar un coche en una de las películas de acción más taquilleras de las últimas décadas. Ese mismo tiempo ha necesitado el Ibiza para tirar a la basura una victoria que parecía sellada. Amadeo Salvo habrá tomado buena nota de lo ocurrido. Desde el césped abrigado con la chaqueta oficial del club, ha visto el patrón el calentamiento de su equipo, una plantilla que intenta remontar el vuelo tras la destitución de Andrés Palop sin acabar de conseguirlo. No es capaz de agarrarse a la victoria el equipo de Pablo Alfaro. Se ha especializado en cosechar empates, un premio pírrico a menudo desde que se cambió el reglamento para que el triunfo valiera tres puntos. Con el de hoy, en Don Benito, lleva tres igualadas consecutivas. Demasiado lastre para mantener la quimera del playoff con vida e, incluso, para soñar con clasificarse para la Copa del Rey.
Hoy sabían los ibicencos que se enfrentaban a un rival con pocos lujos pero duro como una roca. También que el estadio del Don Benito es caliente, animoso. Todos los preámbulos saltan por los aires cuando Sergio Cirio adelanta a los celestes a los cinco minutos de juego. El delantero catalán lleva sin marcar desde la jornada 21 y elige un domingo perfecto para reencontrarse con una de sus aficiones favoritas. Tres meses y medio sin celebrar un gol es demasiado tiempo para un diablillo del área como Cirio y, por eso, decide darse una alegría doble: en el minuto 20, aprovechándose de una ocasión múltiple del Ibiza a balón parado, vuelve a embocar el cuero.
Son siete los tantos que acumula Cirio esta campaña. Rodado -que volvió a dejar destellos en ataque- y él son los dos futbolistas más regulares que posee el Ibiza, una cualidad digna de valorar en un club de trayectoria demasiado renqueante. Esa falta de consistencia se hace evidente en partidos como el de Don Benito, donde con todo a favor se dejan escapar dos puntos muy necesarios que casi fueron tres: el equipo extremeño acabó arrimándose con mucho peligro a la portería visitante. El infortunio del minuto 64 dejó aturdido sin remedio al Ibiza. Para empatar los locales necesitaban dos goles, pero sucedieron tan rápidamente que casi se dieron en la misma jugada. Álex, titular hoy por la expulsión de Lucas Annacker la pasada jornada contra el Recreativo Granada, envío a córner un remate del Don Benito. En la siguiente acción, los pacenses marcaron gracias a Mario Gómez.
Hasta aquí todo normal. Lo que sucedió después del saque desde el centro del campo fue surrealista. Pocas veces un equipo que acaba de recibir un gol concede otro de forma inocente. Unos segundos le duró la pelota al Ibiza cuando la puso de nuevo en movimiento. El Don Benito aprovechó el regalo y Abraham Pozo, con un tiro lejano que se comió Álex, empató el partido. Como vino a decir Pablo Alfaro en rueda de prensa, el punto cuenta doble para los extremeños y, sin embargo, vale la mitad para los ibicencos. Porque, además, se perdió a Albizua por una lesión muscular en la pierna izquierda durante el primer tiempo y Provencio también acabó tocado el encuentro.
Al Ibiza le quedan seis jornadas por disputar y pocas opciones realistas de alcanzar los objetivos fijados, casi ninguna matemática. La consigna en Can Misses es pelear hasta el último punto y acabar la Liga en la mejor posición posible. Lo que evidencia el juego de los celestes es otra cosa: faltan motivaciones concretas para medirse a adversarios (como el propio Don Benito) que ponen toda la carne en el asador para evitar el descenso o agarrarse al playoff. En el mes y medio que resta hasta que se eche el cierre de una temporada llena de subidas y bajadas los futbolistas que quieran quedarse una campaña más en el club se enfrentarán a una especie de casting. La competencia para quedarse será dura. Este proyecto se concibió para ascender al fútbol profesional y, con margen por delante, todo apunta a que la plantilla que se confeccionará este verano para la próxima temporada será de órdago. Pero antes hay que acabar el curso en marcha. A poder ser, sin naufragios como el de hoy.