Lo saben los tenistas, los ciclistas, las balas caribeñas que corren los cien metros lisos y, por supuesto, esos locos de la perfección que se lanzan desde un trampolín y entran en la piscina en una postura pluscuamperfecta. Hay días en los que, si se falla, se tira por la borda el trabajo de un año. A veces, de una vida. En el fútbol ocurre en las competiciones del KO. En un playoff de ascenso. O de descenso. En la última jornada del campeonato liguero, cuando la competición regular se convierte en un asunto de todo o nada si quedan aún cosas en juego. Prepararse para esos momentos cruciales no es fácil. El calendario te da una nueva oportunidad para resarcirte de tus errores domingo tras domingo, para actualizar los propósitos que no se cumplen. La Unión Deportiva Ibiza no se ha andado con excusas este mediodía y ha arrancado el año con energía. El Melilla no ha sido capaz de rendir el fortín de Can Misses. Los de Palop han derrotado al colíder por 2 a 1. Con ánimo de convertir el buen final de 2018 en un gran inicio de 2019, los ibicencos han firmado delante de su público uno de los mejores partidos de una temporada que acaba de llegar a su ecuador. El conjunto norteafricano se ha encontrado enfrente a una escuadra que ha ganado pegada y, también, flema para resistir durante los malos ratos que acechan a la vuelta de la esquina en casi todos los partidos.
Al equipo de Luis Miguel Carrión le gusta tener la pelota. Sufre cuando no controla el esférico. La mayoría de sus jugadas se inician de la misma manera: los centrocampistas buscan a Yacine, que le ofrece el ‘9’ de su camiseta al marcador de turno, controla con el pecho, la baja, abre al costado o busca hábilmente a los compañeros que se desdoblan partiendo desde el costado hacia el centro. Andrés Palop conoce perfectamente al ariete melillense (máximo goleador del grupo IV) porque lo tuvo a sus órdenes en el Alcoyano y su plan para desactivarlo ha salido a la perfección durante la primera mitad. Gonzalo y Verdú se alternaban en su cobertura y, si era necesario, acudían los dos a incomodarlo cada vez que recibía. El trabajo gris ha permitido al Ibiza recuperar muchos balones y jugar con verticalidad pero sin precipitación. La sensación durante toda la primera parte es que el noveno era mejor equipo que el segundo clasificado. Las dinámicas mandan, a veces, más que la posición en la tabla. El Melilla aterrizaba en la isla arrastrando tres malos resultados. El Ibiza lo recibía después de un diciembre abonado a la media inglesa, ganar en casa, empatar fuera. Por eso, aunque apenas hubiera ocasiones, los más de mil espectadores que han subido al estadio en este domingo festivo intuían que el primer gol lo marcarían los celestes. Verdú ha avisado con un cabezazo en un córner que ha obligado a intervenir a Dani Barrio. Chavero ha probado fortuna después con un buen disparo desde veinticinco metros que no vio puerta por pocos centímetros. Era cuestión de tiempo que se desenvolviera el regalo.
El Melilla no ha sido capaz de reaccionar. Tampoco en la reanudación, donde, al primer arreón, el Ibiza se ha adelantado. Chavero ha botado una falta lateral desde el costado izquierdo que Armenteros (titular hoy por segunda vez en lo que va de curso, ha actuado de centrocampista en posición bastante retrasada) ha rozado lo justo con la cabeza para que la bola tocara la parte interior del poste y se convirtiera en el 1 a 0. Muchos se olvidaron en ese momento de que el rival también juega. Y si es un equipo que ha conseguido 37 puntos en 19 jornadas –pese a su reciente bache– puede jugar mucho. El Melilla, tras el gol, ha sido el equipo que todos esperaban encontrar de inicio. Líneas juntas, mucha movilidad entre sus centrocampistas y una amenaza a balón parado. Una falta en la frontal la ha convertido Menudo en un globo que ha cogido desprevenida a la defensa local. El ‘10’ golpeó la pelota, dibujando una parábola que encontró la pierna derecha de Soufiane, un lateral disfrazado de goleador. Su remate ha sido inapelable para un Lucas Anacker que no había tenido mucho trabajo hasta el momento.
Tras empatar, el Melilla ha recordado quién es. El club que más años lleva de forma consecutiva en Segunda B (tres décadas, nada menos). Un gallito al que le corresponde acabar la temporada regular entre los cuatro primeros clasificados. La directiva ha apostado fuerte por ello y los de Carrión saben responder ante los momentos adversos. Un par de minutos han bastado para que el Ibiza haya comenzado a correr más hacia su propia portería que hacia el arco contrario. El sufrimiento celeste era obvio. El plantel melillense ha entrado por bandas y provocado varias situaciones de mucho peligro. Una falta desde la frontal la ha estrellado Juanmi Carrión contra el palo. El partido podría haberse roto a favor de los norteafricanos si Palop no hubiese puesto sobre el campo a Sergio Cirio. El catalán es incluso más importante por los goles que da que por los que marca. No llevaba ni cinco minutos sobre el verde artificial de Can Misses cuando Javi Serra ha protagonizado una de sus cabalgadas por la banda derecha y se la ha mandado, rasita, a Cirio, demasiado solo en un lugar donde es demasiado peligroso: el interior del área. Podía buscar su chut, pero ha preferido asistir a Rodado, el mejor de los ibicencos (a pesar de controlar y pisar el balón como pocos en la plantilla suele jugar poco de cara a la galería). El mallorquín se la ha colado bajo las piernas a Dani Barrio, uno de los mejores metas de la categoría. Piña celeste para celebrar el tanto y delirio en la grada.
Los últimos quince minutos de partido han basculado entre el oficio del Ibiza y la urgencia del Melilla. Con más corazón que cabeza ha atacado el equipo de la ciudad autónoma, pero aun así, ha estado a punto de empatar. Primero con un remate de Yacine a centro de Ruano. La jugada la había iniciado con un sprint de purasangre el propio ariete francomarroquí y podría haber sido uno de los goles de la jornada si Lucas no hubiera estado felino para lucirse con una parada que vale dos puntos. Mientras el público coreaba su nombre, Héber Pena, que ha debutado hoy con el equipo melillense, ha estado a punto de forzar un penalti en tiempo de descuento. Un centro suyo ha rebotado en el brazo de Iosu. El árbitro no consideró la acción como voluntaria y, treinta segundos después, daba por finalizado el partido. La Unión Deportiva Ibiza se llevaba el rey del roscón. Al Melilla le tocaba hincarle el diente al haba.