Hay equipos que desconocen el significado de la palabra amistoso. El Club Deportivo Ibiza quiere formar parte de ese ramillete de conjuntos que detestan la derrota como los veganos detestan la carne o los carnívoros las acelgas. Para motivar a la camada del Puma Racero no hace falta que se pongan tres puntos en juego. Ni siquiera fingir que cualquier torneo de verano es más importante que la final de la Champions League. Para excitar a la alineación del CD basta colocar once camisetas celestes de la Unión Deportiva Ibiza en la otra mitad del campo. Tan fuerte es la rivalidad entre los dos inquilinos de Can Misses que ocurrirá así se juegue el derbi de Vila en julio, diciembre o marzo. Y, como suele pasar en estas dicotomías futboleras, las victorias se celebran más cuando caen del lado del pez chico.
Este mediodía, poseídos por el espíritu canchero de quien no quiere perder ni a las canicas, precisamente ha sido el vecino pobre quien le ha mojado la oreja al vecino rico en un domingo de pretemporada pero con sabor a competición. Tres goles en la segunda mitad (Terán, Quique y Ortiz) demuestran la predisposición del CD para tomarse su debut en Tercera como un asunto muy serio. Dos tanganas confirman que estos encuentros van a ser de altísima tensión.
Hoy, Racero apenas movió al equipo durante los primeros setenta minutos. Más rodado que la Unión Deportiva Ibiza, el CD aguantó el tirón de su rival durante la primera mitad y lo remató tras el descanso. En el equipo celeste iban rotando los jugadores ante la mirada del Ñoño Méndez. El míster quiere llenar de minutos las piernas de los muchísimos fichajes de relumbrón que están desembarcando este verano en el proyecto de Amadeo Salvo. Costaba convertir tanta cara nueva en rostros familiares, pero a la afición unionista le satisfacía intuir, por ejemplo, que Javi Serra puede alegrar la banda derecha con sus cabalgadas. El tiempo lo dirá.
El Club Deportivo Ibiza estaba lleno, en cambio, de sospechosos habituales en el oficio de dar el callo sobre el rectángulo de juego. Jugaron los ascendidos Winde y Ramiro y, también, los recién llegados Contreras, Pomar, Tarrés, De las Heras, Terán… Clásicos del fútbol pitiuso, imposibles de confundir pese a que las camisetas blancas con las que se enfrentaron al vecino eran de entrenamiento y no llevaban dorsales estampados.
Al derroche físico de Mountanga, infatigable pese al calor que empujó hacia las localidades de sombra a los 150 aficionados que subieron a Can Misses para tomarse el vermú, se le opuso el compromiso del centro del campo del Club Deportivo Ibiza, que convirtió cada pelota dividida en una cuestión de honor. A base de empujar, llegaron las ocasiones y comenzó una sinfonía de sonidos en la grada. Primero fue un uy cuando Winde remató de cabeza y obligó al meta del rival a hacer una parada acrobática. Luego se oyó un ¡gol! para celebrar una vaselina de Terán que el portero no pudo atajar.
El duelo -que de amistoso ya hacía rato que no tenía nada- se le puso cuesta abajo al CD cuando la fe de Kike rescató un pase a medias de Adrián Ramos para provocar un fallo del meta y meter el 2-0. Los chavales de Puma no desaprovecharon la ocasión de ampliar la cuenta y una volea de Ortiz desde treinta metros a la media vuelta selló el resultado, el prometedor partido de los deportivistas y la gran actuación del delantero cordobés. Si el ex de la Peña y el San Rafael se enchufa a la corriente del equipo, el CD tiene un potente faro en nómina para alumbrar su fútbol ofensivo, pues Ortiz, además de rematar, también fabrica juego con sus controles y pases.
Acabado el partido, el pez grande puede interpretar el resultado como un toque de atención para la temporada que está a la vuelta de la esquina. En este tipo de partidos tendrá que salir a morir porque no se harán rehenes. Sin embargo, aún se desconoce si la campaña 2018/2019 reservará dos enfrentamientos ligueros entre los equipos que quieren convertirse en el Ibiza de referencia en un futuro cercano. La próxima semana sabrá la UD si el talento de las adquisiciones que tienen que rodear al pichichi Cirio se mostrará en el campo del Binissalem o en el del Recre, en Tercera balear o Segunda B meridional. El Lorca, sus deudas y la Federación Española de Fútbol tendrán la última palabra.