@futbolpitiuso Pese a intentarlo hasta el final, la Peña Deportiva ha sido incapaz de marcarle un gol al Atlético Malagueno en el partido de ida de la segunda eliminatoria del play-off y se jugará el pase a la siguiente ronda en Málaga dentro de una semana. El equipo de Dani Mori, no obstante, no ha encajado gol, por lo que pasar a la final se antoja algo más fácil a priori. Una victoria en el terreno de juego del conjunto andaluz le daría el billete para la final de la promoción e incluso le bastaría con un empate con goles.
Pablo Sierra del Sol/noudiari.es La Peña Deportiva ha hecho esta tarde un partido muy serio contra el Atlético Malagueño en la ida de la segunda eliminatoria de ascenso a Segunda B. Al despliegue táctico de los ibicencos solo le faltó celebrar un tanto, objetivo que se buscó durante largas del partido y que habría dado una ventaja muy interesante de cara a la vuelta en Málaga. De todas maneras, por lo visto en el Municipal de Santa Eulària, es el equipo de Dani Mori el que sale reforzado moralmente en este duelo a 180 minutos contra el campeón del grupo de Tercera División donde juegan los clubes de la Andalucía oriental.
La primera parte se hizo eterna. Y no por aburrida. El alargue se debió a las numerosas interrupciones que se fueron sucediendo. Jugadores, de los dos equipos, que se dolían de las fuertes entradas que se produjeron. Sin llegar en ningún momento a la violencia, la Peña imprimió dureza desde el principio. Lo tenían claro los santaeulalienses: el Malagueño no podía tocarla.
Aunque le faltaran los mejores peloteros, tenían sobre el césped a Ontiveros, un chaval que aún no ha soplado veinte velas pero que ya ha jugado 18 partidos en Primera con el equipo que ahora entrena Míchel. Para frenar su desborde, Dani Mori dispuso una defensa de cinco hombres (la muralla que tan buen resultado le dio el fin de semana pasado en Alzira) y encargó a Pepe Bernal la tarea de agobiar a Ontiveros.
El pequeño zurdo se tomó en serio la misión. Protestó, maldijo y susurró nerviosismo en la oreja del crack malacitano. Esa exhibición de espíritu canchero no estuvo reñida con destellos de calidad para salir de ratoneras a base de regates y poner faltas en el corazón del área de Aarón.
Sin necesidad de desplegar un fútbol excelente, la Peña tenía ocasiones. La fe con la que hay que deslizarse sobre el resbaladizo suelo del playoff era máxima en el equipo ibicenco. Rubén Martínez y Javi Gallardo, dos defensas, estuvieron cerca de un gol que el filial del Málaga solo olió en un disparo de Ontiveros, que regateó hasta el área chica pero se encontró con la pierna providencial de Borja Navarro.
Primera parte llena de tarjetas
A tarjetas empataron los dos conjuntos (cuatro por barba) en un entretenido primer tiempo donde hubo más tanganas que ocasiones. El segundo comenzó, además, con algo de retraso porque hubo que coser la red de la portería que iba a disponer Torres, el arquero peñista.
El reposo le sentó mejor al Atlético Malagueño. Los andaluces se estiraron y empezaron a fabricar su fútbol peligroso. Iván, el lateral derecho de los blanquiazules (hoy, de amarillo), probó dos veces suerte contra la puerta ibicenca. Sin embargo, en una rápida transición, Bernal le mandó un pase largo a la punta de la bota de Piquero, que no pudo conectar un buen disparo cuando entró en el área.
Mori revolucionó el tramo final, que fue claramente de la Peña, dando entrada a Winde y Terán. El primero puso la brega habitual en punta y el segundo le dio electricidad al mediocampo. Terán bien pudo desequilibrar, además, el marcador, pero una rosca del gaditano se fue por encima del arco del filial blanquiazul, hoy de amarillo. La ocasión, y varias incursiones de la Peña, le metieron el miedo en el cuerpo al Atlético Malagueño, que acabó pidiendo la hora. La sentencia de la eliminatoria, penúltima criba en la carrera por el ascenso, se vivirá la próxima semana en la capital andaluza.