Paco Natera Los responsables del Portmany respiran aliviados por la salvación virtual del equipo juvenil en Liga Nacional. El objetivo del club era mantener sí o sí la categoría y, a falta de seis jornadas para que concluya el campeonato, el conjunto que entrenan Montalbán y Carlos María festeja de puertas para adentro la consecución del propósito marcado el verano pasado. A la escuadra de San Antonio le faltan tres puntos para sellar la permanencia y espera conseguirlos la jornada que viene, en el derbi insular frente al Atlético Jesús, rival que llega como colista y con pie y medio en la Liga Preferente.
Al Portmany nadie le ha reglado nada. Al contrario. Ha tendido que navegar contra viento y marea para llegar a buen puerto sano y salvo. Todos han remado en la misma dirección, en los malos y buenos momentos, al frente de una nave gobernada por dos técnicos que han hecho encaje de bolillos para poder alinear cada domingo un once. “Las lesiones nos han perjudicado mucho, como la de Joshi, que ha sido grave. Aunque también hemos sufrido otras que semanalmente han afectado a diversos jugadores. Esto, unido a las sanciones, en 27 jornadas no hemos repetido un alineación”, apunta Montalbán.
El poco fondo de armario del equipo portmanyista también ha hecho mella semana tras semana. Batirte el cobre fecha tras fecha sin apenas banquillo ha desgastado sobremanera a un plantel al que no se le puede reprochar compromiso y que ha soportado los dimes y diretes del ambiente estoicamente. “La plantilla tan corta que tenemos nos ha pasado factura y trabajar con la presión de ganar para mantener la categoría también ha pesado lo suyo, aunque para ser justos, el cuerpo técnico también ha cometido errores”, sostiene el entrenador del conjunto sanantoniense.
Aunque esta temporada hubo un antes y un después que marcó el rumbo del Portmany en la competición. El regreso a casa de jugadores que en su día marcharon a probar fortuna fuera de la isla ha sido clave en la buena trayectoria que ha desarrollado el grupo en las últimas jornadas. “Un punto de inflexión fue la llegada al equipo de Manu Ribas y Quique, futbolistas que hicieron que el equipo creciera. Además, con Soldat tenemos más opciones ofensivas, aunque sin la ayuda del juvenil B y del cadete lo habríamos conseguido llegar a estas alturas del torneo con los deberes casi hechos”, admite el técnico.
Los dos estrategas del Portmany también han tenido parte de culpa en la consecución de los objetivos fijados. Montalbán y Carlos Marí construyeron con pocos recursos la plantilla desde la ilusión y la profesionalidad y el tiempo les ha dado éxito deportivo. El feeling y la conexión entre los dos es total y absoluta y han sabido proyectar en el vestuario muy buena energía. “Quisiera destacar la buena sintonía que tengo con mi compañero. Diría nuestra buen relación ha sido uno de los secretos para que el equipo haya funcionado. La verdad que somos un buen complemento el uno con el otro”, concluye el míster.