Marquitos: “Me haría ilusión jugar mi último año en Ibiza”

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El volante ibicenco llegó al Sabadell procedente de la Ponferradina.
El volante ibicenco llegó al Sabadell procedente de la Ponferradina.

David Alba ¿Qué pasa por la mente de un niño de 13 años que abandona a sus padres, a sus amigos y la isla para vivir un sueño?. “Se hace difícil, pero te vas adaptando. Tuve la suerte de ir con Jesús (Cabrera) y se hizo más llevadero”, explica Marcos García Barreno, más conocido como Marquitos, cuando recuerda la decisión de irse al Villarreal.

En aquel momento, a principios de la década pasada, salir de Ibiza a emprender la aventura del fútbol profesional era muy parecido a un experimento de resultados imprevisibles. La gesta se resumía en conseguir algo que pocos ibicencos han logrado: jugar en Primera División. Sin embargo, Marquitos no se quedaría sólo ahí.

El 27 de enero de 2007, a pesar de contar con poca experiencia en el primer equipo, el ibicenco cubre la banda izquierda del Submarino Amarillo que hasta hacía nada había pertenecido a Juan Román Riquelme. ¿La culpa? de Pellegrini. En frente, gente como Robinho, Van Nistelrooy o el por aquél entonces “Balón de Oro” Fabio Cannavaro.

Pero quien sufriría las embestidas de Marquitos y José Enrique durante aquel partido sería otro ilustre campeón del mundo: Sergio Ramos. Y es que el de Camas, durante aquella campaña, con Capello, ocupó la banda derecha. Tal fue la pesadilla para el sevillano que un empujón al ibicenco en el minuto 34 de partido le costó la tarjeta amarilla.

Pero lo mejor estaba por llegar. Diego Forlán pasa la pelota a Matías Fernández que ve el desmarque perfecto de Marquitos y éste hace lo que Arjen Robben no pudo hacer tres años después en la Copa del Mundo: batir a Iker Casillas con un zurdazo inapelable. Un gol histórico. Nunca había ganado, hasta entonces, el Villarreal al Madrid.

“Significó mucho para mí y para el equipo. Recibí muchas felicitaciones”, explica el ibicenco cuando rememora aquel partido. Pero aquella noche, la pesadilla de Ramos había cumplido un sueño. “Cuando ves a grandes jugadores por la tele, imaginas lo que sería jugar con ellos o contra ellos”, asegura el futbolista que a día de hoy aún recuerda los consejos de Robert Pires y Riquelme.

Marquitos, con el expresidente del Portmany, Juanjo Forneri.
Marquitos, con el expresidente del Portmany, Juanjo Forneri.

“Son muy talentosos. Tanto Robert como Riquelme son personas muy cercanas”, recuerda el jugador sobre el internacional francés ex jugador del Arsenal y sobre el mago argentino que logró sustituir a Maradona en el corazón xeneizes.

Tres meses después, el Barça de Ronaldinho, Messi y Eto’o, o lo que es lo mismo, aquel Barcelona de Frank Rijkaard que en la temporada anterior había ganado absolutamente todo, padeció a Marquitos. En el minuto 84, de otro zurdazo cerca de la frontal del área, el extremo ibicenco liquidaba a los blaugranas.

Después del partido, se intercambió la camiseta con Leo Messi. “Por suerte he podido enfrentarme a él en varias ocasiones. También siendo cadete y juvenil”, indica con orgullo el ibicenco que guarda la zamarra como oro en paño . “Para mí es el mejor. Es innato. Hay que nacer para hacer lo que hace en un metro cuadrado”, asevera.

La guinda a la temporada de Marquitos fue la convocatoria para el Mundial Sub 20 que se jugó en Canadá. En la expedición, jugadores de la talla de Gerard Piqué, Adrián López, Juan Manuel Mata, Alberto Bueno o Javi García, entre otros. En la primera fase, contra Jordania, en el minuto 79, el ex jugador del Villarreal anotaría el primer gol ibicenco en una competición mundialista de la historia.

Pero el fútbol de élite es voluble y Marquitos no contó, quizás, con la suerte y la confianza para mantenerse en un entorno tremendamente competitivo. Tras su gran temporada, el Villarreal decidió que el joven jugador necesitaba más minutos y rodaje en Primera. Y el Recreativo de Huelva parecía el club ideal para la emergente estrella del club castellonense.

Sin embargo, no quería traspasarlo ya que el año anterior, el Submarino Amarillo tuvo que ejecutar una opción de recompra al club andaluz por un Santi Cazorla que explotó como jugador decisivo aquella temporada.

A pesar de su enrome talento, jamás volvería a vibrar como lo hizo con aquel Villarreal de Pellegrini. Después de un historial repleto de cesiones, de transitar por clubes con problemas económicos y de mala fortuna, ha acabado jugando en el Sabadell, colista de la Liga Adelante. Su única meta, ahora mismo, es salvar la categoría.

“El futuro es incierto”, observa el atacante que siempre tiene en un rinconcito del corazón a la S.D. Portmany: equipo que le vio partir hace ya casi 15 años. “Les veo con ganas de crecer y de subir a Tercera”, dice esperanzado Marquitos. En este sentido, señala que a pesar de que ahora mismo no se plantea nada más allá del Sabadell reconoce que “le haría ilusión” jugar su “último año de fútbol” en la isla.

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