@sebasticandela «No habrá otro Kiko Serra nunca jamás», dijo desconsolado un amigo al enterarse de que el presidente del Sant Jordi había muerto repentinamente. Es cierto. Kiko es irrepetible y nadie ni nunca podrá reemplazarle. Tampoco su sonrisa, que jamás olvidaremos. Y, por supuesto, su arrolladora personalidad. Con todo nuestro dolor debemos admitir que ya no habrá otro comodín como Kiko, que era algo más que el presidente. Era Sant Jordi subido al caballo negro del escudo de una Penya Esportiva que debe reponerse y brindarle el mejor homenaje queriendo y cuidando el fútbol base de la entidad, que era la niña bonita de sus ojos. Los títulos no eran lo más importante para él, prefería otras satisfacciones, y la cantera siempre le dio muchísimas. Es su legado y debe ser respetado por las generaciones futuras, que siempre tendrán de referencia y modelo a seguir a un Kiko Serra que ha dejado una profunda huella por su humildad, profesionalidad y sencillez. Ejercía de máximo responsable de la entidad a ratos y de hombre de club siempre, al que no se le caían los anillos y que apadrinaba a muchos jóvenes futbolistas dándoles cobijo en su inmenso manto de ternura. Kiko se fue llevándose los besos más dulces el día que fuimos a darle un último y emocionado abrazo musitando entre lágrimas lo injusto de un adiós tan cruel como inesperado. Es verdad. No habrá otro Kiko Serra. A partir de ahora el Sant Jordi jugará con diez y su pantalón negro será su luto perpetuo por una persona única.
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Sin ningun genero de dudas. Desgraciadamente. Un abrazo grande allá donde esté.