Pablo Sierra del Sol Pepe Gálvez lo tiene claro. El título de Tercera División no se decidirá en Can Misses el próximo 22 de abril. El entrenador del Mallorca B cree que tanto su equipo como la UD Ibiza pueden tropezar más veces en las otras cinco jornadas que quedan antes de que termine el campeonato. “Y no nos olvidemos de que el Poblense, que parecía un convidado de piedra, se ha sumado a la lucha. El premio de ser primero y jugarse el ascenso a doble partido es muy goloso”, reconoce el que fuera futbolista del propio Mallorca, además del Valencia y del Betis en Primera División, y que ahora comanda al filial bermellón. Gálvez no cree que el Ibiza esté “en horas bajas”. “Si pensamos que ellos están mal y nosotros bien nos equivocamos. No hay que confiarse ni cuando vayamos a Can Misses ni antes. La renta que tenemos sobre ellos ahora mismo se esfumará si tropezamos un par de veces. El Ibiza va a acelerar a fondo en lo que queda de Liga para intentar quitarnos la primera plaza”.
Para sus jugadores, dice Gálvez, “tener enfrente a un club como el Ibiza, que ha hecho un desembolso mayúsculo teniendo en cuenta la categoría, está siendo una motivación enorme desde que empezó la temporada”. Ahora, con 77 puntos y después del irregular mes de marzo que han firmado los de Toni Amor, el Mallorca B tiene en su mano cantar el alirón. Le sacan tres puntos a los ibicencos y al Poblense, posiblemente el equipo más en forma de la Liga en los dos últimos meses. Eso sí, le quedan dos duelos directos. Además de visitar Can Misses (donde acudirán los mallorquinistas con el colchón extra de haber derrotado en Son Bibiloni al Ibiza por 2-0 en la ida del campeonato), tendrán que recibir a los de sa Pobla en la jornada 38. Y Gálvez tampoco se fía de los azulgrana: “A muchos de sus futbolistas los conocemos bien porque se formaron en la cantera del Mallorca. Es un equipo muy compacto, que se conoce fenomenal y, encima, practica un fútbol alegre y rápido. Tienen potencial para competir de tú a tú con el Ibiza y con nosotros, y lo están demostrando”.
Gálvez sabía a principio de temporada que la competición iba a ser reñida. “Es verdad que entre el tercero y el cuarto hay una gran diferencia de puntos, pero nosotros somos plenamente conscientes de que no hay campos fáciles en la Tercera balear. Puedes ir a Sant Rafel y perder, como nos ocurrió a nosotros, y el Ibiza, como bien sabe Toni Amor, debe sufrir para sacar puntos cuando visita los campos pequeños que hay en Mallorca. Este grupo está lleno de trampas y, por eso, la lucha por el título está muy viva”.
El míster del Mallorca B cree que, independientemente de quien termine como campeón, la competencia entre su escuadra, la de Amor y la que entrena Óscar Troya –que se quedó con la miel en los labios del ascenso hace menos de un año– les favorecerá cuando llegue un playoff para el que los tres están clasificados matemáticamente. “Esta temporada subir va a ser muy complicado. Mallorca B, Ibiza y Poblense tienen ese objetivo muy claro. Da igual en qué posición entremos en la promoción, ninguno irá a pasearse o a ver qué ocurre. El nivel que estamos mostrando, de fútbol y resultados, nos vendrá muy bien para plantarle cara a los equipazos que están en la zona alta de los otros grupos. Esta campaña hay muchos filiales (por supuesto, nosotros también, aunque dependemos de lo que haga en Segunda B el primer equipo, que por cierto va muy bien) que quieren subir”.
¿Puede algún futbolista en concreto decidir el destino de Mallorca B, Poblense e Ibiza en las próximas jornadas? Gálvez no se moja a la hora de dar nombres concretos, pero no niega lo evidente. “Los tres bloques son muy buenos y cada míster lo está trabajando muy bien, pero hay delanteros que están sobresaliendo. Son futbolistas que marcan las diferencias dentro o cerca del área y que con su olfato goleador y su acierto pueden decantar un partido en pocos minutos”. Es imposible, entonces, no pensar en Aitor Pons (Poblense), Ángel Rodado (Mallorca B) y Sergio Cirio (Ibiza), los tres goleadores que pugnan por el pichichi, pero que cambiarían cualquier distinción individual por ver a su equipo en la División de Bronce cuando llegue el próximo verano. Son los cracks que harán disfrutar al público en el tramo final de una de las campañas donde más está luciendo la Tercera balear.